El programa Crónicas de La 2 estrena esta noche (23.45 horas) el reportaje Gallegos por esclavos en el que recuerda cómo la Compañía Patriótico Mercantil de Urbano Feijóo quiso dotar en el siglo XIX de mano de obra gallega al campo cubano en sustitución de los esclavos. El incumplimiento de los contratos y las condiciones de trabajo llevaron el caso a las Cortes españolas. Muchos de aquellos gallegos murieron en el viaje, otros desaparecieron o huyeron; y los más fueron finalmente tratados igual o peor que los esclavos a los que fueron a sustituir.

La esclavitud fue durante mucho tiempo un gran negocio en las colonias americanas. Durante el siglo XIX, el tráfico de esclavos seguía siendo una realidad en Cuba, a pesar de la persecución de la trata que iniciaron algunos países como Inglaterra. Cuba necesitaba mano de obra esclava para producir azúcar, y tuvo que buscar otras soluciones: colonos blancos o trabajadores libres, que ayudaran también al "blanqueamiento" de su población.

Entre los muchos proyectos de colonización blanca y de sustitución de mano de obra esclava que se pondrían en marcha, destaca por su magnitud y su final la Compañía Patriótico Mercantil de Urbano Feijóo y Sotomayor, cuya intención era ayudar a Galicia y, a la vez, reforzar la economía cubana.

Esta empresa comenzó a funcionar en enero de 1854, trasladando trabajadores gallegos hasta tierras cubanas. Pretendía nutrir de mano de obra durante quince años la isla de Cuba. Pero la realidad del sistema esclavista se impuso: muchos murieron en el viaje, otros desaparecieron o huyeron; y fueron tratados como cimarrones, como esclavos, no como hombres libres.

Una dantesca historia que la escritora coruñesa Elisa Vázquez de Gey recrea en un capítulo de Una casa en Amargura (Ediciones B) -uno de los libros más vendidos el pasado verano-, que fue publicado, en exclusiva, en El Domingo de LA OPINIÓN, el pasado 28 de junio.

Gallegos por esclavos es un reportaje con guion de Carmen Bonet; realización de Arturo Villacorta; imagen de José Manuel Frean; sonido de Ignacio Cañizares; postproducción de Chema Giné; grafismo de José Ignacio de Viedma; ambientación musical de José Luis Ayuso; sonorización de Isabel García Leal y Senén Feito; y producción de Ana Pastor y Lourdes Calvo.