Un experimento reciente en el ámbito de la obesidad arrojó un conclusión sorprendente. Al trasplantar una parte de flora intestinal de un animal obeso a uno sano, este último acababa adquiriendo obesidad. Es decir, la patología se contagiaba a través de los microorganismos que pueblan el aparato digestivo. Ese hallazgo imprevisto, que ahora trae a colación el presidente de la Sociedad Gallega de Endocrinología, Manuel Antonio Botana, guarda relación -y mucha- con otro gran descubrimiento que publican científicos españoles del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición, conocido como CiberObn.

El intestino humano concentra una gran diversidad de microorganismos -bacterias, hongos, parásitos- que forman un ecosistema denominado microbiota. Esos organismos microscópicos, que a menudo se nombran con el término flora intestinal, contribuyen al correcto funcionamiento del aparato digestivo y son muy sensibles a los cambios metabólicos. Dentro de esa población, que habita intestino delgado y grueso, las bacterias son los componentes más abundantes en la microbiota y hasta ahora se conocía que su cantidad y composición estaba relacionada con trastornos como la obesidad o la diabetes.

En cambio, la diversidad de hongos, que representan entre el 0,03 y el 2% de todos los microorganismos, había sido poco estudiada. Es esa parte en la que ahora, investigadores del Idibgi, el IRBLleida, el Institut de Tarragona y el CIBERobn -dependiente del Instituto de Salud Carlos III- fijan su lente. Dichos grupos han presentado una investigación, que se acaba de publicar en la prestigiosa revista Scientific Reports, que se centra en la comunidad de hongos (microbioma) que viven en el intestino humano y en cómo su composición varía en función de si el paciente es obeso o no. Este estudio, con el título de La obesidad cambia la microbioma del intestino humano, recoge por primera vez los resultados de un análisis comparativo del tipo y la cantidad relativa de hongos, tanto en la población obesa como en la delgada.

Así, en este estudio se describe cómo estos hongos varían en función de si la persona es obesa o no e, incluso, permite diferenciar si la persona obesa es metabólicamente sana o no. Además, los investigadores se dieron cuenta que cuando la persona pierde peso aumenta un determinado tipo de hongos. Este descubrimiento sugiere que la manipulación de la comunidad de hongos podría ser una herramienta con potencial importancia para el tratamiento de la obesidad.

Los científicos, liderados por el doctor José Manuel Fernández-Real, investigador del CIBERobn y del Idibgi y jefe de la sección de Endocrinología del Hospital Josep Trueta de Girona, empezaron el estudio en 2012 sobre una muestra de 52 individuos, entre obesos y delgados.

El endocrinólogo y responsable de la Sociedad gallega de dicha especialidad, Manuel Antonio Botana, asegura que el doctor José Manuel Fernández-Real -quien ha liderado el estudio- es un "líder mundial" en dicha materia. "Es un tema que se investiga desde hace muy pocos años y aún no hay muchos resultados al respecto", asegura Botana. Además, el experto defiende la validez de los mismos: "Las personas obesas tienen una flora intestinal distinta y, dentro de ellas, los obesos que están enfermos tienen microorganismos distintos", explica.

Además de hablar de modelos experimentales, el doctor gallego desea que pronto llegue la aplicación terapéutica de estas líneas de investigación.

En la actualidad, el análisis de flora bacteriana es muy complejo y solo está al alcance de los laboratorios de investigación más punteros. Por ello, la aplicación del estudio a los casos clínicos actuales es complicado. De todos modos, abre una interesante vía para continuar estudiando.