Asegura que la respuesta internacional al conflicto de Siria "llega varios años tarde" y que la gran diferencia con cualquier otra guerra es que en ésta "la población civil se ha convertido en el objetivo". Tras cubrir durante cinco años este conflicto desde el terreno, el fotoperiodista Ricardo García Vilanova -que permaneció seis meses secuestrado por el Estado Islámico entre 2013 y 2014- explicó ayer en A Coruña su experiencia en esta guerra y cómo afecta a los sirios. La conferencia se enmarca en las actividades paralelas a la exposición de Cruz Roja La humanidad en la guerra que se puede visitar hasta el 2 de noviembre en la sede de Afundación.

-¿Cuál es el primer recuerdo que le viene a la cabeza al hablar de Siria?

-Los civiles, son los que están pagando un precio más alto y hasta hace poco eran los grandes olvidados. Ahora con la llegada de los refugiados se está visibilizando el problema pero se hace después de varios años en guerra.

-¿Qué diferencia este conflicto a otros que ha cubierto?

-Que por primera vez se tomaron a los civiles como objetivos directos. En otros conflictos yo creo que se les respetaba, pero aquí se comenzó con francotiradores, poco a poco la violencia fue incrementándose y se realizan ataques a lugares de civiles como una panadería, una escuela o un hospital.

-Entiende, por tanto, ¿el éxodo de miles de refugiados hacia Europa?

-Claro que lo entiendes, en muchos de estos países no hay ninguna opción de poder seguir viviendo. Al estar allí, verlo en primera persona generas quizás más empatía.

-¿Qué tuvo la foto del pequeño Aylan ahogado en una playa de Turquía para remover tantas conciencias?

-Parte de la trascendencia se debió al momento determinado en el que apareció. Llegó en un contexto geopolítico concreto, donde el interés informativo había aumentado al llegar los refugiados a las costas europeas... Antes que ésta, hubo muchas otras fotografías sobre el conflicto y no tuvieron esta repercusión, quizás si ésta apareciese dos meses antes tampoco la habría tenido o igual sí.

-¿Ve próxima la solución al conflicto?

-Creo que la situación ha evolucionado y que ahora la solución es mucho más complicada que si se hubiese actuado antes. Soy bastante pesimista, la solución no la veo salvo a muy largo plazo.

-¿La comunidad internacional no supo reaccionar a tiempo ante esta guerra?

-En mi opinión los estados han reaccionado tarde, un par de años tarde.

-¿Qué es lo más duro de ser fotógrafo de guerra?

-Realmente lo duro del conflicto lo viven ellos, la población. Nosotros estamos trabajando, somos unos privilegiados que entramos y salimos cuando queremos, y cuyo trabajo termina cuando comienza su sufrimiento. No me gusta hablar de que el trabajo del periodista es duro, no le podemos robar el protagonismo a los que verdaderamente lo pasan mal, a nosotros nadie nos obliga a ir.

-¿Qué límites pone a una fotografía?

-Es algo muy subjetivo. Yo siempre digo que no haría una fotografía que no quisiera que me hicieran a mí.

-Pese a sufrir un secuestro durante su estancia en Siria, su futuro profesional pasa por seguir informando sobre los conflictos bélicos...

-Sí, seguiré trabajando en lo que lo hecho siempre. Este mismo año he estado en Siria, en Irak, en Libia o la República de Chad.