Decir que es simplemente una etapa por la que todas las mujeres pasan puede hacernos olvidar lo que realmente conlleva y las sensaciones que la acompañan. No es una enfermedad, no se debe mitificar, ni tratar como algo extraño, pero sí reconocer que causa algunos "problemas" que, si no se tratan adecuadamente, reducen la calidad de vida de quienes los padecen. Insomnio, irritabilidad, sofocos, dolores de cabeza, etc., pueden amargarte la vida. Acude a tus revisiones habituales recomendadas y sigue todas las indicaciones de los especialistas. Cambia tus hábitos de vida si son inadecuados e intenta vivirla con normalidad? aunque no sea fácil.

La desaparición definitiva de la menstruación debido a la pérdida de la función ovárica es la característica fundamental de esta etapa. La capacidad reproductiva de la mujer desaparece porque los ovarios cesan en su función y su producción hormonal disminuye. Se generan una serie de cambios fisiológicos en el organismo a los que se añaden los debidos al envejecimiento.

Suele producirse en torno a los 50 años, aunque no es patológico que se adelante o retrase un poco. No aparece de repente, sino que va precedida de manifestaciones clínicas, endocrinológicas y biológicas relacionadas con el descenso de estrógenos que pueden acentuarse por el rechazo de la mujer a esta nueva situación vital. Es mejor que te plantees que entras en una nueva etapa que no tiene que ser necesariamente mala y que puede durar muchos años.

Suelen presentarse síntomas que pueden llegar a resultar desagradables como:

-Depresión, por alteración del estado de ánimo.

-Sofocos, con aumento de la sudoración incluso por la noche.

-Sequedad de la mucosa genitourinaria, que puede provocar picor y problemas durante las relaciones sexuales.

-Trastornos neurovegetativos como insomnio, nerviosismo, cefaleas, irritabilidad, etc.

La sintomatología puede reducirse con el tratamiento pautado por el médico. No debes automedicarte para evitar los efectos indeseables provocados por los fármacos y que pueden llegar a ser graves. Tampoco se recomienda consumir "compuestos naturales" sin control del especialista porque no son inocuos. Desde el punto de vista de la fitoterapia, pueden estar indicados:

-Para la ansiedad y la irritabilidad, las infusiones de pasiflora, milenrama y valeriana, que tienen propiedades relajantes. Puedes combinarlas con lavanda, lúpulo y melisa? y darte un baño con aceites esenciales.

-Para reducir el estreñimiento, además de beber mucha agua y seguir una dieta rica en vegetales, cereales integrales y fruta, se recomiendan las semillas de chía y las infusiones de manzanilla, orégano, menta o hierbaluisa.

-Los sofocos y el exceso de sudoración pueden reducirse con la salvia, el trébol rojo o el hammamelis. Pon de moda el abanico, es un complemento perfecto para sentirte más cómoda.

-Para combatir la sequedad de las mucosas, se recomiendan los ácidos grasos omega 3 y 6 presentes en el aceite de onagra y la soja.

Los expertos indican, de manera general:

-Llevar un estilo de vida saludable evitando el sobrepeso y la hipertensión.

-Dejar de fumar.

-Practicar ejercicio físico regularmente y de manera controlada.

-Seguir una dieta adecuada y equilibrada que nos permita incorporar los nutrientes esenciales y evitar el sobrepeso.

-Acudir a las revisiones ginecológicas indicadas por el médico. Suelen incluir: análisis de sangre, tensión arterial, mamografía, citología vaginal, ecografía ginecológica, densitometría ósea, etc.

A nivel dietético, sería recomendable:

-Tomar antioxidantes como la vitamina A, E, C, B 12, ácido fólico, zinc y selenio.

-Reducir el consumo de hidratos de carbono que, en exceso, son perjudiciales porque aumentan los niveles de triglicéridos.

-Aumentar el consumo de fibra soluble presente en frutas, verduras y legumbres.

-Incluir ácidos grasos insaturados como los del aceite de oliva, pues son cardioprotectores.

-Reducir las grasas insaturadas que aumentan el riesgo cardiovascular, los niveles de triglicéridos y del colesterol LDL. Están presentes en los alimentos de origen animal, mantequilla, bollería industrial, etc.

-Consumir ácidos grasos poliinsaturados (en semillas de girasol, maíz, pescados, etc.). Los ácidos omega 3 y 6 ayudan a reducir el colesterol LDL.

-No olvidarse de los lácteos para mantener el calcio en niveles adecuados. Para los intolerantes a la lactosa hay otras opciones que pueden ser útiles (brécol, sardinillas, leche sin lactosa, etc.).

Vive la menopausia como algo natural y consulta cualquier duda con tu médico. No te sientas rara ni creas que tienes que sufrir. Tampoco debes sentirte mal por lo que los demás puedan pensar o por sentirte emotiva e irritable; estás en tu derecho.