André Glucksman, uno de los filósofos estrella que se dieron a conocer con el mayo francés de 1968 y que desde entonces se convirtió en uno de los intelectuales más mediáticos del país por su intervención en numerosas polémicas, falleció la pasada noche en París a los 78 años.

La emisora "France Info", citando a fuentes de la familia, fue uno de los medios que anunció el fallecimiento de Glucksman, quien estuvo asociado al movimiento conocido como el de los Nuevos Filósofos a comienzos de los años 1970 y tuvo una notable evolución ideológica a lo largo de su vida pública.

Nacido el 19 de junio de 1937 en Boulogne Billancourt, una ciudad limítrofe con París, de padres judíos de origen austríaco, era asistente del sociólogo Raymond Aron cuando se produjeron las revueltas estudiantiles de 1968, en las que participó activamente.

Pasó de ser un militante maoísta defensor de la llamada Revolución Cultural llevada a cabo en China a romper con el marxismo y a denunciar los crímenes de los regímenes comunistas, en particular en un libro publicado en 1975 y del que se vendieron decenas de miles de ejemplares: "La Cocinera y el devorador de hombres. Reflexiones sobre el Estado, el marxismo y los campos de concentración".

En 1979, junto a Raymond Aron y al padre del existencialismo, Jean-Paul Sartre, se puso en cabeza de una iniciativa para acudir en ayuda de los refugiados que huían Vietnam con la victoria allí de los comunistas en la guerra. Miles de esos refugiados fueron acogidos entonces por Francia.

Muy activo en los movimientos anticolonialistas, en los años 1980 su viraje ideológico fue hacia el atlantismo, entendido como una forma de antitotalitarismo y de defensa de los derechos humanos frente a múltiples dictaduras. Por eso mismo se pronunció contra el pacifismo.

Defendió la intervención de la coalición liderada por Estados Unidos contra el Irak de Sadam Husein en la primera Guerra del Golfo en 1991, al igual que la de la OTAN en Serbia en 1999 por el conflicto con Kosovo.

A comienzos de 2007, manifestó su apoyo en favor de Nicolas Sarkozy en la campaña que llevaría al líder conservador a la presidencia de la República (2007-2012).

Posteriormente se alejó de él por la proximidad que mantuvo Sarkozy con el presidente ruso, Vladimir Putin, cuya política -en particular en Chechenia- había denunciado repetidamente.