Insultos a los profesores, acoso a otros compañeros, desobediencia reiterada o daños al mobiliario. Estas son algunas de las causas que provocaron el pasado curso en Galicia que la Consellería de Educación cerrara 665 expedientes disciplinarios por faltas graves, a razón de 74 por mes. Con respecto al curso anterior, el 2013-2014, se produjo una reducción de 152 sanciones, según los datos aportados ayer por el sindicato ANPE en el informe del Defensor del Paciente. Pero lo "alarmante" es el aumento de las medidas disciplinarias que se tienen que aplicar a los alumnos de Primaria. El presidente de ANPE Galicia, Julio Díaz, considera que aunque solo sean dos más, al pasar de 30 a 32, este incremento es un motivo de "preocupación" porque se trata de sanciones impuestas a menores de doce años. Así, cada mes se impusieron 3,5 sanciones.

"Es importante que la sociedad entienda que la conflictividad existente en los centros educativos de Galicia es mínima", destacó Díaz, quien sí considera "preocupante" que "continúen aumentando los expedientes registrados en Primaria". De hecho, el presidente recordó que la propia Fiscalía de Galicia alertó ya hace unos años del aumento del número de padres que se ven obligados a denunciar a sus hijos por "problemas de agresiones y convivencia".

Mientras en la provincia de Lugo sólo se registró un expediente en Primaria por ninguno en la de Ourense, en la de A Coruña se cerraron 14 y en la Pontevedra se alcanzó la cifra más alta, con 17. La razón de esta distribución, según ANPE, es que los alumnos de las zonas rurales tienen "menos tendencia a la conflictividad" que aquellos jóvenes procedentes de "zonas industriales desfavorecidas" porque "la estructuración en las familias es distinta". "Eso al final se transforma en problemas de los alumnos en las aulas", indicó.

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La Educación Secundaria Obligatoria (ESO) vuelve a situarse como la etapa escolar con más expedientes disciplinarios, con 463, si bien con una reducción importante con respecto al curso anterior, cuando se llegaron a los 614. Es precisamente la mejora de la convivencia en esta etapa educativa la que permitió rebajar sensiblemente el número global de sanciones impuestas de 817 a 665.

Para Julio Díaz, este "despunte" durante la ESO se debe a que este es un periodo de docencia en el que "los alumnos no quieren estar en clase". "Están obligados a estar en el aula por ley hasta los 16 años", recordó para considerar que, si como "se plantea ahora se quiere ampliar esta edad hasta los 18 lo hay que hacer con mucha prudencia".

Los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI), que son dos cursos para que el alumnado que no termina la ESO consiga retomar los estudios, es la siguiente etapa más conflictiva del sistema educativo, aunque a distancia, con 103 sanciones, las mismas que en el curso anterior.

Por su parte, en Bachiller se registraron solo 40 expedientes, uno más que en 2013-2014; y en Formación Profesional un total de 27, cuatro menos que en el anterior curso escolar.

Según señaló, "cuando un joven se encuentra desconectado del sistema educativo, lo primero que hace es ir a clase y no hacer nada, que es un mal menor; pero muchas veces lo hace reventando las clases".