Dos años y medio después de que las primeras operadoras instalasen en Galicia las primeras máquinas de apuestas deportivas, el sector reclama a la Xunta que amplíe el límite legal de dos mil terminales que fija la norma actual, opción que el Ejecutivo baraja para permitir a operadores que ya han agotado su cupo. La comunidad roza ya ese tope, pues cuenta con 1.801 máquinas -cuyo aspecto es similar al de las tragaperras tradicionales-, según los últimos datos disponibles de la Vicepresidencia, que ostenta las competencias de juego. De ellas, 646 están situadas en Pontevedra. A Coruña presenta 619, por 290 de Ourense y 246 de Lugo.

Aunque aún no se han alcanzado las 2.000, algunos de los seis operadores autorizados a explotar esta modalidad de juego en Galicia -Gestión de Apuestas Gallegas, Egasa Hattrick, Sportium, Apuestas de Galicia, Codere y Solwin- sí han desperdigado ya todas las máquinas a que tenía derecho, por lo que urgen una ampliación de los permisos para atender la demanda, concentrada, según el sector, en las zonas urbanas de la comunidad.

El decreto que regula las apuestas deportivas ofrece licencias de instalación de terminales en locales de hostelería a los operadores en función de los establecimientos específicos de juego que abriese cada empresa, una medida con la que la Xunta pretendía, alegó, fomentar la creación de puestos de trabajo.

Impuestos

La Consellería de Facenda ha elaborado ya la regulación fiscal para que las empresas operadoras paguen los impuestos desde que comenzaron a explotar esta actividad. Ingresará los retrasos de forma progresiva hasta completar alrededor de ocho millones de euros, según cálculos a partir de las estimaciones ofrecidas por la propia Xunta.

Fuentes de Vicepresidencia admiten que aún no se ha solicitado la instalación de ninguna terminal en algún complejo deportivo, opción que contempla la normativa que regula el sector, a pesar de que en otras comunidades las firmas sí han optado por abrir negocio en estadios, como el Santiago Bernabéu.