Grandísimo poeta y sobresaliente recitador; inclasificable, transgresor, libre, coherente y honesto. Estos son algunos de los calificativos que el mundo de la cultura gallega dedicó ayer al poeta Carlos Oroza, fallecido el sábado. El presidente de la Real Academia Galega (RAG), Xesús Alonso Montero destacó la talla del poeta. "Fue la voz más original de la poesía en castellano de las últimas siete décadas, y esa originalidad era clara cuando la defendía recitando sus versos", señaló.

El artista Nelson Villalobos, que conoció y promovió la publicación de último libro de Oroza, Évame, aseguró: "Oroza fue ese amigo, ese palo del norte que cantó para siempre. El que tomó el sol, el que dio los paseos y escribió unos poemitas que tengo en el oído como el canto más libre que me persiguen como una presencia única y permanente". "Para mí Oroza no ha muerto, yo pienso que es ahora cuando va a empezar a vivir. Esa segunda vida, la de su obra", resumió Villalobos.

Por su parte, el escritor Xosé Luis Méndez Ferrín, que coincidió con el poeta en el café Gijón de Madrid en los años 60 valora su vis literaria. "Es un poeta muy concentrado, de obra no extensa, pero en el que cada una de las palabras tiene un peso. Y la ligazón de todas sus frases tiene un peso comunicativo esencial", señaló el también catedrático.

El también escritor Antonio García Teijeiro asegura: "Fue un hombre muy especial, difícil de catalogar, que intentaba hacer de la poesía algo más que recitales. Él creía en la poesía oral y por eso su obra impresa no es extensa. Su poesía era para ser escuchada, era una poesía para los sentidos". "Era una poesía muy crítica y nunca se sumó a las corrientes", resaltó.