El banquillo de imputados en la única sala de Justicia del Vaticano se quedó ayer pequeño: en él se sentaron un total de cinco personas, ninguna de ellas ciudadano del Estado pontificio, acusadas de filtrar y divulgar documentos reservados de la Santa Sede. Ayer arrancó el juicio por el Vatileaks2, uno de los mayores escándalos que se han vivido en el Vaticano y en que tendrá que declarar, entre otros, el cura español Lucio Ángel Vallejo Balda.