El Tribunal Supremo ha rebajado un año la pena impuesta a Manuel Fernández Castiñeiras por la sustracción del Códice Calixtino. El autor confeso de la desaparición del manuscrito fue condenado a comienzos de 2015 a 10 años de prisión por el hurto de la obra medieval, el robo con fuerza continuado de otros objetos en la Catedral y por blanqueo de capitales

Las alegaciones de Castiñeiras, cuya abogada pidió la nulidad del proceso al considerar que se habían violado los derechos de su defendido, han sido desestimadas. El alto tribunal argumenta las "abrumadoras pruebas de cargo" existentes contra él. Sin embargo, reduce la pena de 10 a 9 años de prisión al considerar que, por las reglas de la continuidad delictiva, era más beneficioso para él considerar que la sustracción del Códice fue un robo y no un hurto, al contrario de lo que hizo en primera instancia la Audiencia Porvincial de A Coruña.

En la sentencia, emitida el 18 de febrero, la Audiencia consideró probado que Fernández Castiñeiras, que fue electricista de la basílica compostelana durante 25 años, cometió un delito de hurto por la sustracción del manuscrito, un delito continuado de robo con fuerza en las cosas por la sustracción de diversas cantidades de dinero y documentación de la Catedral y un delito de blanqueo de capitales por la compra de inmuebles con dinero de procedencia ilícita.

El Tribunal Supremo ratifica los 6 meses de prisión para su esposa, Remedios Nieto Mayo, por blanqueo de capitales y la multa de 268.425 euros a cada uno de los cónyuges, así como la condena a Fernández Castiñeiras a que indemnice a la catedral de Santiago de Compostela con 2,4 millones de euros y 30.000 dólares, por estar probado que robó al menos esa cantidad a lo largo de los años de la caja fuerte del despacho del administrador del edificio religioso.

Hechos probados

Durante las 11 jornadas que duró el juicio, entre el 19 de enero y el 5 de febrero de este año, el tribunal consideró probado que Fernández Castiñeiras sustrajo el Códice Calixtino de la cámara en la que se encontraba en el Archivo de la Catedral de Santiago en los primeros días de julio de 2011. El manuscrito fue localizado en un garaje de su propiedad en O Milladoiro un año después, en julio de 2012.

De forma paralela, la sentencia condenó también al exelectricista por robo continuado, tras considerar probado que a lo largo de varios años había hecho uso de las llaves de las que disponía y de la confianza depositada por el personal de la Catedral para sustraer, al menos, "2.447.560 euros", así como dinero en otras divisas.