El papa Francisco alertó ayer del "río de miseria" y violencia que crece en el mundo y pidió vencer la indiferencia y recurrir a "la fuerza de la fe" para abrir "nuevos caminos" que alcancen acuerdos a los que no llegue la política. En su primera misa del año, el Papa recordó "la multitud de formas de injusticia y de violencia que hieren cada día a la Humanidad", una situación que tildó de "río de miseria".

"¿Cómo es posible que perdure la opresión del hombre contra el hombre, que la arrogancia del más fuerte continúe humillando al más débil, arrinconándolo en los márgenes más miserables de nuestro mundo?", cuestionó. También se preguntó "hasta cuándo la maldad humana seguirá sembrando la tierra de violencia y odio, que provocan tantas víctimas inocentes".

"¿Cómo puede ser este un tiempo de plenitud, si ante nuestros ojos muchos hombres, mujeres y niños siguen huyendo de la guerra, del hambre, de la persecución, dispuestos a arriesgar su vida con tal de que se respeten sus derechos fundamentales?", lamentó. El Pontífice aseguró que esta problemática, esta riada de violencia "alimentada por el pecado", no puede hacer nada "contra el océano de la misericordia", precepto al que ha consagrado su Año Santo Extraordinario.

Por otra parte, el Pontífice argentino abrió ayer la puerta santa de una de las catedrales de Roma, la basílica de Santa María la Mayor, y aseguró durante la homilía posterior que "la Iglesia debe extender el perdón a cuantos lo piden". Francisco abordó la cuestión del perdón, una palabra a su juicio "poco comprendida por la mentalidad mundana" pero que, al mismo tiempo, "indica el fruto propio y original de la fe cristiana".