Si en la modalidad oficial de los másteres en universidades presenciales, con asistencia a clase, es evidente el incremento del alumnado en postgrados, en las instituciones a distancia, como la Uned, la de Madrid o la Oberta de Catalunya, se percibe todavía más la elevada demanda de estudios superiores de especialización.

Según datos del Ministerio de Educación, el número total de alumnos de máster en universidades no presenciales se situaba en 2007-2008 en 1.544 y este número se incrementó hasta 25.141 matriculados. Solo la Uned, en el ámbito de los másteres, según el Ministerio de Educación, avanzó desde 587 inscritos a superar los 8.000.

"Los másteres profesionalizantes deben centrarse en cubrir lo que el mercado demanda y para ello es necesario que en la memoria de los másteres se incluyan no solo prácticas profesionales de calidad sino que las materias deben estar orientadas a lo que se encontrarán los alumnos al finalizar su etapa formativa", cuenta Alberto Vaquero, profesor de Economía que imparte clases en la actualidad en un máster en Gestión y Dirección Laboral.

Con el actual mercado laboral, tan cambiante y a elevada velocidad, los másteres deben actualizarse continuamente para que los titulados salgan lo mejor preparados y vinculados posibles a la demanda real de las empresas y a las posibles opciones que se abran para trabajar. Por ello, Vaquero considera que la pervivencia de los másteres "debe condicionarse a que el mercado demande este tipo de profesionales; de no ser así no debe impartirse y solo así se garantizará la calidad del mismo".

Con esta lógica, el profesor explica que es fundamental que la plantilla de profesorado de este tipo de másteres cuente con docentes universitarios y profesionales en ejercicio. "Estos últimos pueden aportar mucho valor debido a que tienen un contacto directo con la realidad que se van a encontrar los futuros egresados", añade y resalta que un máster no puede ser un resumen de lo dado en un grado.