La OMS indica que la depresión es la principal causa mundial de discapacidad y que afecta más a mujeres que a hombres. Se considera la enfermedad del siglo XX (heredada en el XXI) y puede definirse como un trastorno afectivo del estado de ánimo que se manifiesta con síntomas psíquicos (tristeza, reducción de la autoestima, etc.) y somáticos (pérdida de apetito, astenia, insomnio, somnolencia, etc.).

Afecta a más de un millón de personas en España, siendo muchos los que la padecen o han padecido sin haber sido diagnosticados o tratados. Hay diferentes tipos de depresión y con distintos grados (de leve a grave) que deben ser tratadas por el médico. Las causas son variadas y podemos dividirlas en: genéticas (herencia directa), fisiológicas (dolor crónico), personales (más frecuente en el sexo femenino), ambientales (problemas laborales). Normalmente, es el conjunto lo que desencadena el cuadro depresivo.

Los síntomas incluyen: tristeza, pérdida de interés por lo que antes te gustaba, fatiga, pérdida de vitalidad, alteraciones del sueño, sentimiento de culpa, disminución de la capacidad de concentración, ánimo depresivo, etc.

El tratamiento debe ser indicado por el médico y suele centrarse en dos direcciones. El farmacológico, que se basa en la administración de fármacos antidepresivos y el sicológico, en la terapia cognitivo-conductual. Existen otras opciones que debes consultar a tu médico y no consumir nada sin su permiso.

Sus efectos pueden afectarte a nivel personal y laboral. Pasear, hacer deporte, hablar con amigos y familia o cuidar tu dieta son los pilares básicos para prevenirla y recuperarte. A nivel nutricional, se cree que algunos alimentos causan depresión debido a su composición química que interfiere a nivel cerebral. Se incluyen: las grasas saturadas, el consumo abusivo y prolongado de alcohol, los endulzantes artificiales, lo alimentos procesados (embutidos, precocinados o bollería industrial), fritos, los cereales refinados, los refrescos, etc.

No es cierto que eliminando estos alimentos se cure una depresión. Simplemente se ha comprobado que no están indicados para quienes sufren un cuadro de este tipo. Se recomienda consumir frutas, verduras, pescado y agua para mantener tu organismo sano y evitar la formación de compuestos que reduzcan la producción de serotonina, molécula fundamental para mantener alto tu estado de ánimo.

En sentido contrario, los especialistas señalan que hay alimentos cuya composición química y metabolización en el organismo los transforma en sustancias con efectos especiales, pudiendo destacar que:

-El azúcar aumenta la secreción de serotonina, neurotransmisor euforizante cuya carencia se asocia con depresiones y estados ansiosos.

-El café y las bebidas de cola contienen cafeína, estimulante del sistema nervioso.

-El chocolate, por su contenido en cacao, actúa como antidepresivo y ansiolítico.

-Los dulces, cuyo aspecto relaja, modifican los niveles de glucocorticoides (hormonas asociadas al estrés).

-Las harinas refinadas, de efecto similar al azúcar.

-El queso contiene caseína, que favorece el sueño y reduce el estrés.

-Los snacks, por sus aditivos "adictivos" (benzoato, colorantes, etc.) ejercen un efecto relajante.

Si quieres reducir tu tensión interna, se recomienda:

-Almendras (de 5 a 15 al día), que ejercen un efecto saciante y masticarlas libera tensión.

-Avena, que contiene avenina (alcaloide con efecto sedante) y puedes añadirla a un batido de frutas o un yogur desnatado.

-Espinacas, con alto contenido en magnesio cuya carencia provoca migraña y fatiga.

-Germen de trigo, por ejemplo en un yogur.

-Leche desnatada, templada y con una cucharadita de miel antes de dormir.

-Lechuga, cuyo látex es calmante del sistema nervioso pues se le atribuyen propiedades sedantes.

-Mango, eficaz contra el insomnio, para relajar la tensión y aliviar los efectos del estrés mantenido.

-Pasta, con hidratos de carbono complejos que suben los niveles de glucosa y los mantienen en el tiempo.

-Pavo, rico en triptófano, vitaminas del grupo B y minerales.

-Pescado (salmón, atún, sardinas, etc.), con ácidos grasos esenciales.

-Plátano, con vitaminas y minerales, favorece la recuperación tras etapas de nerviosismo o depresión.

Ten siempre a mano una barrita de cereales integrales, unas tiras de zanahoria o apio cortadas y envasadas en la nevera, una manzana, un yogur desnatado, cola light en vez de azucarada, caramelos dietéticos, chocolate (negro en lugar de blanco, con leche o con almendras), bollería casera (elaborada con harina integral y leche o yogur desnatados), patatas fritas bajas en grasa y sin sal, pipas de girasol, etc.

Consulta con tu médico de familia si tienes cualquier duda o percibes que "estás triste" porque él es el único capaz de diagnosticar lo que te ocurre. También resultan muy accesibles los farmacéuticos, los psicólogos y los especialistas en dietética y nutrición. No te quedes con la duda.