Estrenarse como padre puede generar situaciones estresantes y, en algunos casos, favorecer la aparición de trastornos depresivos durante los primeros años, según un estudio de la Universidad de Northwestern Feinberg de Chicago (Estados Unidos), que propone ofrecer programas de ayuda para evitar estas situaciones.

"Sabemos mucho sobre las madres y la depresión materna y el efecto que tiene sobre los niños, pero ahora estamos empezando a conocer la depresión paterna", reconoce Craig Garfield, autor principal de este trabajo, quien considera que la depresión paterna puede afectar a entre el 5% y el 10% de los padres, y el problema es que también puede perjudicar al desarrollo de su hijo durante los primeros años de vida, que son los más críticos. Por ello, añade Garfield, es necesario identificar estos casos y ofrecerles ayuda. En el citado informe se analizaron datos de 10.623 hombres que participaron en un estudio de salud a largo plazo cuando aún eran adolescentes, y que incluía un seguimiento de unos veinte años. De todos ellos, un total de 3.425 habían sido padres al final del período de estudio y, de esos, un total de 2.739 de ellos vivían con sus hijos.

Para medir su salud mental, los participantes cumplimentaron diversos cuestionarios a lo largo del estudio, y las respuestas se utilizaron para tratar de identificar síntomas relacionados con un cuadro depresivo.

Cuando los investigadores estadounidenses compararon las puntuaciones de depresión de los hombres, vieron que los padres primerizos que vivían con sus hijos tenían las puntuaciones más bajas, mientras que los que no vivían con ellos, eran los que mostraban parámetros más cercanos a una depresión. En una posición intermedia quedaban los participantes que no habían sido padres.