Hace tres años que la coruñesa Yolanda Amor se encarga de que los niños ingresados en el Materno Infantil continúen su formación académica y no se queden descolgados del resto de compañeros de clase por tener que estar hospitalizados. Esta profesora de educación especial reconoce que dar clase en un hospital tiene "momentos duros" -"especialmente cuando se producen ausencias de niños con los que has estado mucho tiempo", indica-, pero a cambio asegura que se trata de alumnos "súper agradecidos". "Para ellos, el rato que están en el aula les sirve para desconectar, aquí no hay batas blancas y muchos tienen una actitud que no parecen enfermos, además ellos no se toman la enfermedad como los adultos", indica esta joven docente coruñesa.

Su labor se divide en la atención a los pacientes de larga duración -la ley establece que son aquellos que permanecen más de 30 días ingresados- y el resto de enfermos que, pese a estar menos tiempo ingresados, también pueden acudir al aula hospitalaria para seguir con su formación. "En el caso de pacientes oncológicos o crónicos, de larga estancia, estamos en contacto con su colegio, donde nos orientan sobre en qué momento educativo están y qué podemos hacer", explica Amor, quien resalta que con estos pacientes -que suelen estar aislados- no hay horarios ni estructuras fijas de enseñanza. "Yo acudo a sus habitaciones con todas las medidas de aislamiento que se precisen como mascarilla, etc. y reciben una atención educativa individualizada el tiempo que necesiten. Lo que ocurre aquí es que el día a día lo marca el niño y sus necesidades, igual tú tienes programada una tarea para hoy, pero llegas y el alumno no puede hacerla", sostiene y aplaude la sensibilidad que desde los colegios de los niños ingresados tienen ante esta situación. "Aquí hacen exámenes que luego yo reenvío por correo a sus tutores y ellos les evalúan, pero es cierto que tienen mucha sensibilidad con el caso porque estos niños no pueden hacer todos los ejercicios que el resto de compañeros y por ello los contenidos se dan de forma más globalizada, se destaca lo más importante".

Amor atiende al resto de niños ingresados en el aula hospitalaria. A partir de las 11.00 horas -cuando terminan las visitas médicas-, pueden acudir a esta zona (dotada de ordenadores, juegos y material escolar) para hacer los deberes o que la docente les explique la lección que le tocaría si estuviesen en su colegio. "Además, intentamos hacer actividades que hacen en los colegios para normalizar la situación como celebrar el día de la paz, del medio ambiente, carnavales, etc.", señala esta profesora, quien aspira a seguir varios cursos en el hospital. "Lo único que echo de menos es tener compañeros", dice.