-En este tiempo cerraron el plan de financiación universitaria hasta 2020, ¿qué fue lo más difícil?

-Es la primera vez que por unanimidad de todo el Consello Galego de Universidades se aprobó el plan de financiación universitaria. Los agentes tuvimos una buena disposición y trabajamos con lealtad y sentido de país; más allá de las cuestiones individuales de cada universidad, priorizamos el interés general.

-Finalmente se fijó la parte de financiación por objetivos en un 40% del total en 2020 pese a que algunos campus pedían más.

-Queda dividido en dos grandes fondos: el estructural posibilita que la universidad tenga sus gastos cubiertos y el fondo por resultados va en función de la investigación de cada universidad: se parte de una situación actual de un 33% de investigación y se espera llegar a un 40%. Cada universidad tiene una filosofía, una forma de hacer las cosas diferentes; tuvimos que articular mecanismos para que las tres se sintieran cómodas. Todas tuvieron que hacer renuncias. Lo bueno es que el plan te da una certeza y una seguridad, conociendo los criterios y la financiación de antemano. Creo que el mensaje importante es el de cooperación y el de trabajar juntos.

-Es año de oposiciones, con más de 1.000 plazas ¿Se acabó la restricción en reposición?

-Es la más potente de los últimos años. El Gobierno del Estado levantó una restricción, que venía de los últimos años, ya de la etapa de Zapatero.