Es un problema que afecta a muchas mujeres (se calcula que a una de cada cuatro) y a un número elevado de hombres también. Consiste en una pérdida involuntaria de orina en cualquier momento y asociada, además, a mínimos esfuerzos como toser, reírse o estornudar. Afecta enormemente a la calidad de vida de quienes la padecen y puede manifestarse a cualquier edad. Existen mecanismos para reducirla; así que no desesperes y acude a tu médico.

La incontinencia se produce cuando la presión dentro de la vejiga es superior a la existente en la uretra y puede deberse a causas diferentes que no tienen porqué ser graves ni estar asociadas únicamente a la zona pélvica. En algunas enfermedades neurológicas se produce como efecto secundario y también se presenta en los ancianos que no presentan ninguna patología causante del proceso.

Los síntomas son claros: necesitas orinar muchas veces, al correr o toser se te "escapa", te asusta estar en un lugar en el que no hay baño, a veces no llegas a tiempo? Consulta a tu médico para que valore, entre otras cosas, tu suelo pélvico, porque es uno de los puntos en los que se puede actuar de manera directa.

La clasificación es compleja, pero las más frecuentes serían:

-De esfuerzo, cuando se producen pequeñas pérdidas al toser, reírse, levantar pesos, etc... Afecta a casi el 50% de las mujeres y suele deberse al debilitamiento de los músculos del suelo pélvico. Normalmente tras el embarazo y el parto, especialmente si han tenido varios, pero no está circunscrita a una edad concreta ni es exclusivamente femenina.

-De urgencia, más frecuente a partir de la menopausia genera una necesidad imperiosa de orinar.

-Mixta, en la que coexisten las dos (esfuerzo y urgencia). Afecta a un 30% de mujeres y les limita mucho vitalmente.

El diagnóstico debe realizarlo el médico. Se centrará en los antecedentes personales, medicamentos consumidos (que pueden tener efectos diuréticos) y enfermedades del paciente que puedan estar relacionadas con el proceso. Suelen realizarse análisis de sangre, radiografías abdominales, ecografías, etc. El tratamiento debe ser pautado por el médico y existen varias posibilidades que pasan por el uso de fármacos concretos o la cirugía si fuera necesario.

Para prevenirla y mejorarla acude a tu médico que te derivará, si fuera necesario, a un especialista en el tema. Como medidas sencillas y directas para mejorarla y aumentar tu calidad de vida te proponemos:

-Controla la cantidad de líquidos que ingieres. Salvo indicación contraria de tu médico, evita beber en las últimas horas de la tarde y la noche para poder descansar mejor y no tener que levantarte tantas veces.

-Evita consumir alimentos diuréticos. Reduce el consumo de piña, cebolla, cerezas, espárragos, fresas, sandía, uvas, peras, tomate, alcachofa, arándanos, limón, etc... de reconocidas propiedades para evitar la retención de líquidos y favorecer la diuresis.

-Limita el uso de vinagre de manzana y perejil porque son muy diuréticos. Sustitúyelos por unas gotas de limón y orégano, por ejemplo.

-Reduce las infusiones que contienen hinojo, salvia, ortiga, laurel, diente de león, cola de caballo, verbena, té verde porque sus propiedades diuréticas aumentan tu necesidad de orinar.

-Cocina los alimentos a la plancha, al horno o fritos porque las sopas, los guisos y los alimentos hervidos aportan más líquidos a tu organismo.

-Reduce la ingesta de líquidos que forman mayor cantidad de orina como la leche, el agua, el alcohol o las infusiones.

-Bebe menos excitantes. Reduce o elimina el té, café, colas, etc... porque contienen cafeína que es diurética.

-Consulta a tu médico el uso de fármacos que aumentan su formación como ocurre con los diuréticos utilizados para la hipertensión. Puede ser necesario modificar la dosis o el propio medicamento pero siempre bajo su control.

-Reeduca a tu organismo. Orina cada 2-3 horas y evita hacerlo antes. Poco a poco conseguirás resistir...

-Evita el sobrepeso, pues adelgazar reduce la frecuencia del escape de orina.

-Evita el estreñimiento porque el sobreesfuerzo intestinal puede afectar al suelo pélvico.

-Utiliza elementos absorbentes cuando sea necesario.

-Entrena tu vejiga aprendiendo a resistir el impulso de miccionar.

-Realiza ejercicios de suelo pélvico para rehabilitarlo y fortalecerlo. Acude a un fisioterapeuta y aprende a realizar los ejercicios de Kegel que mejoran el tono muscular del suelo pélvico.

No dejes que te impida realizar tus actividades normales. Cuida la higiene de la zona y sigue las pautas indicadas por tu médico. Por renunciar a hacer lo que te apetece, no vas a sentirte mejor, todo lo contrario. Aprende a convivir con el problema y no te limites.