"Perdón, hermanos", exclamó ayer el papa Francisco en la misa en San Cristóbal de las Casas (México) al referirse al maltrato y exclusión que han recibido las comunidades indígenas. Francisco acudió al estado de Chiapas, donde se concentra cerca del 75% de las comunidades indígenas del país y el más pobre de México, para llevar sus palabras de esperanza a los pueblos originarios, pero también de condena por todo lo que han sufrido. El Papa condenó "cómo de modo sistemático sus pueblos fueron incomprendidos".