La empresa tecnológica Apple inició ayer el que promete ser un duro pulso con la Justicia y el Gobierno de EEUU al negarse a desbloquear el teléfono iPhone usado por uno de los autores del tiroteo de diciembre en la ciudad de San Bernardino, en el que murieron 14 personas.

La jueza federal Sheri Pym ordenó el martes a Apple ayudar al Buró Federal de Investigación (FBI) a desbloquear y acceder al teléfono usado por Syed Rizwan Farook, que murió por disparos de la policía junto con su esposa, Tashfeen Malik, después de que ambos atacasen a sus compañeros de trabajo en San Bernardino.

La decisión de la magistrada Pym, que representa una gran victoria para el Gobierno estadounidense, fue calificada ayer por el consejero delegado de Apple, Tim Cook, como "un paso sin precedentes" que "amenaza", insistió, la seguridad de los clientes de la compañía. "Nos oponemos a esa orden, que tiene implicaciones más allá del caso legal en cuestión", subrayó Cook.