Regresaba diez años después al programa general de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, donde mostró su última colección en febrero de 2006, y lo hizo por la puerta grande. L'Orient, la propuesta del diseñador betanceiro Jorge Vázquez para el próximo otoño-invierno, fue una de las más aplaudidas, ayer, sobre la pasarela madrileña. Una colección, muy trabajada e hiperfemenina que, tal y como avanzaba hace unos días a este diario el propio Vázquez, tiene como punto de partida "el orientalismo de principios del siglo XX, con Paul Poiret como máximo exponente". "Japonismo impregnado de savoir-fare de la vieja Europa", subrayaba el creador.

Para Jorge Vázquez, la "sofisticación no entiende de fronteras", y ayer dio buena cuenta de ello. En un escenario selvático, invadido por plantas exóticas, las modelos del diseñador betanceiro desfilaron con prendas tan eclécticas como sus influencias. Vestidos lenceros, ligeras enaguas bordadas y delicados pijamas se mezclaron sobre la pasarela con sudaderas oversize y abrigos estructurados por medio de un minucioso patronaje.

La exaltación del color fue la tónica de una colección en la que predominan los vestidos estampados como elegante porcelana, inspirados en sedas chinas y en papeles pintados japoneses, y en la que tonalidades neutras como el camel, el negro, el azul marino o el gris se salpican con pinceladas de verde jade, esmeralda, rosa cuarzo o rojo coral.

Los tejidos que propone el creador betanceiro, que está a punto de abrir en A Coruña su primera tienda en Galicia, son variados, y van desde el cashmere de doble faz o el creppe hasta la lana de aspecto hand made, que conviven con el tul, la muselina repleta de pailletes, el satén y el encaje. El look de la mujer Jorge Vázquez se completa con botas de caña alta, zapatos d'Orsay de altísimo tacón y carteras de boquilla rígida de pitón, glitter o leopardo, y salpicados de bordados florales.

En la quinta jornada de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid también mostró sus nuevos diseños Alvarno. El dúo creativo integrado por Arnaud Maillard y Álvaro Castejón se reinventa con unos estilismos "más concentrados, más intensos y agresivos". Su colección para el próximo otoño-invierno está inspirada en el cuadro Dama de Oro de Klimt, una imagen que les sorprendió por su "fuerza", la misma que Alvarno trasladó a sus propuestas, aderezando las prendas con dominantes arneses o poderosas joyas antiguas, una imagen que envuelve a la mujer en un halo "majestuoso".

De la opulencia de Alvarno se pasó a la elegancia serena de Devoto&Lomba, que subió a la pasarela una delicada y sólida colección sin fecha de caducidad, prendas para siempre que sobreviven a las tendencias. Los cortes geométricos, señas de identidad de la firma, estuvieron presentes en una colección armoniosa, llena de luz y frescura coloreada en azul hielo, camel, blanco y negro.

Antes, Esther Noriega subió a la pasarela una serie de vestidos con la cintura marcada, ideados para una mujer valiente y luchadora, muchos de ellos con la espalda descubierta, "el nuevo escote".

La fantasía y el glitter fueron el denominador común de la colección de María Escoté, con vestidos de punto llenos de color adornados con diamantes de lúrex.