En octubre del pasado año entró en vigor el real decreto de Prescripción Enfermera que establecía que los enfermeros ya no pueden usar ni indicar a ningún paciente medicamentos sujetos a prescripción médica si no está diagnosticado y prescrito previamente por el médico y por tanto escrito así en la historia clínica del paciente o en otros documentos sanitarios que tengan validez legal. Hasta entonces este colectivo podía suministrar a los pacientes ciertos medicamentos. Por ejemplo, estos profesionales podían facilitar un calmante, poner una vacuna o usar los productos sanitarios necesarios para hacer una cura.

Tras entrar en vigor el nuevo decreto, se generó malestar y desconcierto entre los profesionales de enfermería, contrarios a esta normativa, y que advertían que desconocían qué pautas seguir a partir de ahora con los pacientes. De hecho, varias comunidades autónomas se negaron a aplicar esta norma y anunciaron recursos ante el Supremo, entre ellas Canarias, Baleares, País Vasco o Extremadura.

No es el caso de Galicia, que acepta el Real Decreto. Eso sí, ante la confusión generada entre el colectivo de enfermeros el conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuíña, ha enviado una instrucción a los centros sanitarios para advertirles que en Galicia no se aplicará de momento esta normativa puesto que aún no se disponen de protocolos ni guías de prácticas clínica y tampoco se ha desarrollado el procedimiento que acreditará a los enfermeros para poder suministrar los medicamentos. "La realidad evidencia, a día de hoy, que tanto para la presencia de enfermeros acreditados como para contar con protocolos consensuados ha de transcurrir un tiempo", explica. "Hasta que no se desarrolle el real decreto se actuará conforme a las previsiones del ordenamiento jurídico vigente", aclaran.

Registrar los tratamientos

Por esta razón, pide a los enfermeros que prosigan con su "quehacer habitual" y pide a los médicos que registren "siempre" en la historia clínica, cualquier decisión sobre el tratamiento del paciente antes de trasladarlo al profesional de enfermería.

Y permite a los enfermeros "usar los medios, incluido el material sanitario, para la mejor atención a los pacientes". De la misma manera podrán seguir poniendo vacunas. "Su actuación debe guiarse e inspirarse en el sentido deontológico, la buena praxis y el sentido común", añade.