Sin la garantía de ser atendidas por un médico y una matrona y sin acceso a la anestesia epidural, lo que provoca que, en algunos casos, las mujeres que tuvieron que abortar en el segundo trimestre del embarazo, lo hicieran solas en su habitación e incluso en algunos casos se vieron obligadas a expulsar al feto muerto en la cama o en el baño sin asistencia sanitaria. Esta es la situación a la que se enfrentan, según denuncia la Plataforma Galega polo Dereito ao Aborto, las mujeres que deben abortar a partir de la semana 14 de embarazo en el Materno.

Hasta ahora, la Plataforma ha contado con el testimonio de varias afectadas que, de manera anónima, relataron lo vivido en el hospital coruñés. Tras el archivo de Fiscalía, desde la Plataforma aseguran que conseguirán la denuncia pública de testimonios con "nombres y apellidos" e incluso "voces de profesionales". "Lo conseguiremos, lo que está claro es que no nos vamos a quedar calladas mientras la Fiscalía hace como si esto no estuviera sucediendo", señalaba ayer a Radio Coruña la portavoz de la Plataforma, Cristina Bajo, quien reconocía la valentía de las mujeres dispuestas a denunciar con nombre y apellido. "Es algo muy complicado y duro porque les obliga a recordar lo sucedido", señaló Bajo.