Son los grandes olvidados cuando acaba el espectáculo. Su trabajo pasa muchas veces desapercibido para el público aunque sí queda en el subconsciente. Es el caso del artista de efectos especiales de maquillaje Alberto Hortas, a quien en una grabación a la que solo tuvo que acudir unas horas a poner una cicatriz, se olvidaron de él en los créditos. "El tiempo de producción para hacer una mano, por ejemplo, es de un mes y a lo mejor el tiempo en el rodaje es de uno o dos días", señala el santiagués afincado en A Coruña.

Son muchos los profesionales gallegos que trabajan detrás de las cámaras o el telón que se plantearon alguna vez en su vida tirar la toalla y empezar de nuevo. Es el caso de Nico Casal y David Machado, compositor y sonidista que gracias a descartar la idea de tirarlo todo por la borda han vivido la experiencia de ganar un Oscar y un Goya este año. "Sería más barato trabajar en sitios donde está focalizado este tema, hay otros precios. Aquí en Galicia hay industria, pero es muy inestable", dice Machado, quien coincide con su colega en confesar que "la calidad de vida de aquí no la hay en ningún lado".

Las ayudas al audiovisual siempre son criticadas por los profesionales que lo integran, tanto que muchos destacan las trabas e impedimentos que existen en España para poder sacar adelante un proyecto artístico. "En el Reino Unido las formas de trabajar son múltiples y burocráticamente se adaptan al espectro de actividades, por lo que es más fácil iniciar una pequeña empresa", apunta Arantza Vilas, diseñadora gallega que reside en Londres. ¿Lo fundamental para mantenerse en este mundo? "Si eres constante y centras toda tu energía en el objetivo, puedes hacerlo", dice la maquilladora Raquel Fidalgo.