Una vez que tienen el móvil en el bolsillo, los padres deben fijar unas pautas de uso responsable, y es que una utilización excesiva puede derivar en adicción tecnológica infantil, que lleva a aparejadas graves consecuencias (aislamiento, fracaso escolar...), tal y como advierte el psicólogo gallego Alejandro Torres. Hay que acordar una serie de reglas, como desconectarlo una hora antes de acostarse y no dejar que se lo lleven a la cama -recuerda Alicia Peralejo-, mantenerlo siempre apagado durante las horas de clase, establecer unos tiempos de uso y un límite mensual de gasto.

Estas normas pueden ir revisándose conforme al avance de la tecnología y al propio desarrollo del menor. Es muy importante también que los padres prediquen con el ejemplo. Si queremos inculcar al menor que no es conveniente estar siempre pendientes de los mensajes o notificaciones que nos puedan llegar al terminal, debemos procurar nosotros mismos no hacerlo, añade Xosé Ramos.

Los progenitores deben de vigilar y educar, en el sentido de supervisar las aplicaciones o archivos que los menores se descargan, explicándoles que deben dar preferencia a las procedentes de sitios oficiales; ayudarles a borrar de forma segura toda la información almacenada en el dispositivo cuando se vaya a desechar o sustituir; advertirles de que las redes wifi públicas son menos seguras, y hablarles de las situaciones de peligro a las que se pueden enfrentar. Es recomendable el empleo de las herramientas de control parental con el objetivo de bloquear el acceso a determinados contenidos, la descarga de aplicaciones, reproducción de vídeos o geolocalización del dispositivo.