La voluntad del Papa Francisco de crear una comisión de estudio sobre el papel de la mujer dentro de la Iglesia católica ha reabierto el debate sobre si será posible, algún día, que las mujeres se ordenen como sacerdotisas con normalidad en igualdad de condiciones que los hombres. Durante la audiencia con la Unión Internacional de las Superiores Generales en el Vaticano, Francisco se mostró dispuesto a abrir el debate sobre si las mujeres pueden acceder al diaconado, el primer grado del sacramento del orden, justo el peldaño anterior al del sacerdocio, que les permitiría celebrar el sacramento del bautismo y del matrimonio.

"Esto demuestra que el Papa es un hombre muy realista y tiene una mentalidad muy abierta", manifiesta el sacerdote y teólogo Andrés Torres Queiruga, quien espera que esta comisión sea el primer paso "para que la mujer pueda ser sacerdotisa". "Se trata de normalizar la Iglesia", resume. Para Queiruga la parte "teórica" de la religión católica debe respetar que el sacerdocio es para hombres y mujeres sin distinción.

Este teólogo, impulsor de la revista cristiana Encrucillada, sostiene que en los inicios el grado diaconal se ejercía por ambos sexos y destaca que la propuesta de Bergoglio abrirá un "nuevo clima" para que el trabajo de las mujeres en la Iglesia sea más reconocido.

El discurso de Queiruga contrasta con voces más críticas del ámbito religioso. El sacerdote Guillermo Juan Morado destaca que las mujeres "van teniendo cada vez un papel más relevante en la Iglesia, igual que en la sociedad", aunque considera que deben estar fuera de la ordenación sacerdotal. "No es lógico convertir a las mujeres en una especie de clérigos de tercer grado. Sí me parecería muy bien que tuviesen más peso en otros ámbitos como dentro de la curia diocesana, el Vaticano, las misiones o las universidades", explica Morado.

El párroco Alberto Cuevas se muestra convencido de que "si es conveniente" se introducirá la ordenación de mujeres como sacerdotisas en la religión católica. Comparte la visión de que las palabras del Papa Francisco abren de nuevo este debate, desterrado por Juan Pablo II y su predecesor. Cuevas asegura que si se consigue este avance para el sexo femenino "no será por la presión de los grupos que tienen interés en ello, sino porque se vea conveniente pastoralmente".

Según explica Cuevas, las funciones de las supuestas diaconisas "ya las pueden ejercer en situaciones extraordinarias". "Cualquier católico puede celebrar el bautismo en una situación de emergencia", apunta. Actualmente las mujeres pueden participar en la Misa durante la liturgia de la palabra y encargarse de determinadas lecturas, sin embargo, no pueden predicar en la liturgia eucarística, reservada a los varones.

Mientras, la teóloga gallega Engracia Vidal reclama que la institución eclesiástica evolucione como lo ha hecho la sociedad porque "ahora mismo, en la cultura que vivimos, es la única que pone un veto a las mujeres". "Quien puso en marcha la comunidad eclesial, tal como nosotros la conocemos, no ha sido Jesús. La jerarquización y la exclusión ha sido obra de hombres. Este tabú de no poder recibir determinados sacramentos choca con la sociedad actual", sostiene Vidal.

Cristina, que decidió ordenarse como sacerdotisa en A Coruña hace varios años, señala que las mujeres tuvieron "un papel importante, igual al de los varones, en los primeros siglos y hay un trabajo histórico que lo avala". En la Asociación de Presbiterianas Católicas y Romanas en la que se integra Cristina celebran que se abra de nuevo el debate. En su página web aclaran que su objetivo es "vivir la justicia y la inclusión del Evangelio mediante la ordenación de mujeres y hombres como iguales". "Esto significa que el Papa nos escucha, de hecho, ya ha recibido a varias de nuestras compañeras sacerdotisas", asevera Cristina.

Marisa Vidal, miembro de la asociación de mujeres cristianas gallegas Exeria, concluye que la situación de la mujer en la Iglesia es "sangrante" y que esta comisión es un "paso necesario desde hace mucho tiempo". Como muchas personas vinculadas al catolicismo, espera que las mujeres puedan ser diaconisas y que el debate continúe hasta que la ordenación también sea factible.