Arqueólogos submarinistas han hallado un pecio junto al puerto antiguo de Cesárea, con miles de monedas de 1.600 años, estatuas de bronce y otros objetos enterrados en el mar, informó hoy la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI).

Se trata del mayor conjunto de objetos descubiertos en el fondo marino en las últimas tres décadas, localizado en un primer momento por dos submarinistas aficionados de manera fortuita el mes pasado, apunta un comunicado de la AAI.

El hallazgo incluye además anclas de hierro y restos de anclas de madera, además de objetos que fueron empleados en la construcción y navegación de la embarcación hundida.

La investigación para recuperar los restos del cargamento fue llevada a cabo en las últimas semanas con la colaboración de submarinistas especializados y voluntarios que emplearon equipos avanzados y desenterraron numerosos artefactos que viajaban en la embarcación hundida.

Muchos de los objetos son de bronce y se encuentran en extraordinario estado de conservación: como una lámpara con la imagen grabada del dios sol, o una estatuilla de la diosa luna, al igual que una lámpara con la imagen de la cabeza de un esclavo africano, pero destacan sobre todo tres estatuas de tamaño real fundidas en bronce.

También localizaron fragmentos de grandes jarras que eran empleadas para llevar agua potable para la tripulación del barco.

Una de las grandes sorpresas fue el descubrimiento de dos sacos compuestos por miles de monedas que pesan 20 kilogramos y se encontraban en el interior de una vasija en la que eran transportados.

De acuerdo a Jacob Sharvit, director de la Unidad de Arqueología Marina de la AAI y Dror Planer, vicedirector del departamento, "la localización y distribución de los hallazgos antiguos en el fondo marino apuntan a que un gran mercante transportaba un cargamento de metal programado para su reciclado, que aparentemente fue sorprendido por una tormenta a la entrada del puerto y se hundió hasta estamparse con el malecón rocoso".

Subrayan la importancia y el buen estado de las estatuas de bronce, que han llegado hasta nuestros días gracias a que quedaron enterradas por la arena del fondo marino.

Las monedas halladas tienen incrustadas la imagen del emperador Constantino el Grande (274-337), y de su colega y posterior rival Licinio, emperador que gobernó la parte este del imperio entre el 308 y el 324.