Domingo 22

Recordatorios. La boda de Eva Longoria está muy bien.Con Ricky Martin moviendo la pelvis, con Melanie Griffith (y sin Antonio). Pero, perdonen que insista, ¿para cuándo la deVargas Llosa e Isabel? La boda del año. N o podemos más. Es que imaginen. Los niños Iglesias, los del otro lado del Atlántico, juntos, todos bronceados e ideales, arrastando las eses. Ana, cariacontecida y de la mano de su novio el tenista, bronceados e ideales y arrastrando las eses también si hace falta. Y ya si asistieran sus ex, Julio el campeón, y el marqués, con sus jóvenes esposas, eso sería lo más. Demasiado pedir. Pero sobre todo Tamara, por favor, Tamara. Ejerciendo de estilista y de organizadora de bodas. Arrastrando las eses más, mucho más, todavía más. Es que la estoy viendo. Con el pinganillo en la oreja y unas plumas como tocado. Dando órdenes toda sonrisa. Ahora que sabemos que el premio Nobel le corrije el súperchachiblog. Cómo sería la ocurrencia que hasta mamá la reprendió. "M i madre luego me vino: ¿Le has dado tu blog a M ario? Hombre, claro... Obvio. Literatura, literatura... Evidentemente". Los veo. Tamara y Mario redactando juntos los recordatorios del enlace. Literatura. Evidentemente.

Lunes 23

Famosa rica, famosa pobre. Ser rico no es fácil. Tiene su ciencia, su arte, su aquél. Los ricos también lloran. Sobre todo cuando los pillan en un renuncio. Ser rico siempre es difícil. Hartitas están las ricas y famosas de decirlo. Y nada, que no terminan las pobres y anónimas de creérselo. No cualquiera puede ser baronesa viuda. Tienes que tener domicilio -fiscal- qué sé yo, en Suiza o en Andorra lo más cerca. Es un engorro. Y por supuesto yate. Y eso lleva su mantenimiento. Te sale por un pico en tripulación y servicio y te deja la manicura hecha un asco. Una lata tener cuadros de enciclopedia de arte. Todo son gastos y solo ingresas de tanto en tanto, cuando subastas alguno. Y el disgusto emocional no te lo quita nadie. Si los cedes a algún museo, peor. Hasta te tienes que pagar los billetes para reunirte con los conservadores. O comprarte un jet privado, si acaso. Lo dicho. Ser rico es lo peor.

Martes 24

Bravo. Dentro de este vestidor, Agustín Bravo pasará a la historia, será para los restos, el hombre de la cara de póquer, el rostro descompuesto al que Isabel Pantoja, al teléfono, gritó una de sus frases míticas: ¡Estoy haaaaaaartaaaaaaa de la familia Rivera! Al poco, engrosó la lista del paro. Ahora, cuando ya había rehecho su vida al margen del showbusiness, le ha fichado Albert Rivera. Como a Felisuco. Entrar en política tiene sus ventajas. Y sus desventajas. Fue saberse y sufrir en su currículum wikipédico el ataque de los hackers del famoseo, los anonymous del petardeo. Bravo pasó a ser doctorado en cuñadología. Cum laude, eso sí. La cuñadología triunfa mucho. Porque hay cuñados que te llevarías a casa y cuñados que no. Por ejemplo, Urdangarín. O Julián Contreras. Por citar alguno.

Miércoles 25

La vitro. Mariló es combustible, inflamable, incandescente, ígnea, rusiente, llameante, abrasadora. Una vez hizo saltar las alarmas de incendios de una galería de arte. Solo que era una inocentada. A menudo prende en llamas las redes sociales con sus ocurrencias. Un día soltó un "Ay, coño, que me quemo" mientras cocinaba un lomo en salsa de vino tinto con su chef. Y otro achicharró en directo una vitrocerámica. Y eso, como dice ella, no lo hace cualquiera. Iker Jiménez debería investigar si hay peligro de combustión espontánea. De tanta intensidad. Se lo dice la presentadora a Buenafuente. "Yo soy contadora de historias, se me va el alma, las entrañas, cuando entrevisto, cuando escribo, cuando cuento historias con principio y final, con emoción y sentimiento, con nombre y apellido y, si les arranco el alma, mucho mejor todavía". "Sí, soy muy intensa". Y él, al grano, a lo mollar, le pregunta si sabe encender la encimera (la más compleja, ya se sabe, la de Bertín.) Y ella, al quite, "¡Tengo libros de cocina! y he llegado a incendiar la vitrocerámica que eso no lo hace cualquiera". Ya la veo en Masterchef. Y Pepe y Jordi, on fire.

Jueves 26

Banderas. A ver, sí, David Bustamantese se ha descuidado. Se ha dejado pelo en el pecho, se ha puesto un poco fofisano y se ha hecho un lío con las banderas. El cantante iba por la calle cuando topó con la embajada de Colombia. Y se dijo él, venga, por mis fans. Y, aunque no es Iglesias, ni Rivera, graba un vídeo para los venezolanos: "Es ver esta bandera y acordarme de todos mis panas de Venezuela. Desde aquí quiero mandarles un fortísimo abrazo, mucho ánimo, mucha fuerza y ojalá podamos vernos bien pronto para pasarla bien chévere. O s quiero. Un besazo enorme. Viva Venezuela". Vale, vale. Era Colombia. Ni que fuera el único. El pequeño Nicolás no supo decir dónde está Australia. Corina (ésa no, la del príncipe) tiene la ikurriña por bandera de China. N o pasa nada. Con no ir a Eurovisión, solucionado.

Viernes 27

El abuelo. Un abuelo es un abuelo. Por mucha cacería, mucha corona. Ser abuelo no prescribe, no abdica uno, no se sabe de abuelos eméritos. Al rey Juan Carlos se le vio bocata en mano, con su papel de aluminio y todo. Del corriente. Bueno, quizá no era marca blanca. Pero sin sello ni escudo ni nada. Dándole la merienda a su nieta Victoria Federica. La verdad es que la mocita ha cumplido ya quince años, como el amor del Dúo Dinámico, pero el real abuelo cumplió con su papel y le alargó su bocadillo. Qué contenía ese pedazo de pan es una incógnita. Sabemos que la reina Letizia es estricta con la alimentación de sus hijas. Que Victoria recibió educación británica, que su papá Marichalar es más bien afrancesado y que a su madre la infanta Elena le va lo typical spanish. Que Froilán va por libre pero le evitan los pinchos morunos, por prevención. El caso es que el Borbón fue más abuelo que majestad. A ver quién ha visto al delfín Carlos dando biberones a los niños de Kate. O a Matamoros jugando a las muñecas con la hija de su hijo. O al Cordobés jugando con los retoños de su ídem. Pongo por caso.