La comunión. Comunión andorrana en la casa Thyssen. No es que los sacramentos en el principado se impartan de manera diferente. Habitualmente. Ni que desgraven más. Las peculiaridades venían de la mano aristocrática. La ceremonia estaba prevista para el pasado lunes, pero Tita decidió adelantarla al sábado, por cuestiones estratégicas. Y a la hora de la siesta en España. No tan intempestiva como el bautizo de la niña de Jesulín y Campanario, celebrado a la medianoche, la hora bruja, igual que los comunicados de Isabel Pantoja. A lo mejor Borja no se ha contagiado de las costumbres alemanas ni suizas ni andorranas y sí es de descansar después del almuerzo. Quizá por eso no pudo asistir. Aunque la versión oficial es otra. Bueno, otras. Versión uno: Borja está en Inglaterra, va mucho por allí. Versión dos: Borja ha tenido una reacción alérgica y anda perdido de ronchas. Versión tres (oficiosa): a Borja como que no le ha dado la gana de ir. ¿Así andamos otra vez? El caso es que la ceremonia tuvo lugar en la más estricta intimidad. Léase la mamá, las madrinas (una por cada una de las comulgantes mellizas), el sacerdote oficiante, dos amigas de la madre y el sobrino de la misma. Este último, andorrano.

El señor de Burgos. En Burgos hay muchos señores. Concretamente, 84.478 (datos de 2015 del INE). De entre todos, un tal Jota ha venido a identificarse como oriundo de la capital castellana. El señor de Burgos, en boca de Rosa Benito. Anónimo hasta la fecha, hubo quien pensó que solo existía en la imaginación de la ex de Amador Mohedano. Hasta que se hizo verbo, y carne, y dio por comparecer en televisión. La frustrada supuesta presunta pendiente historia de amor se fraguó -casualmente- cuando la doña fue a concursar -con escaso éxito- a su (pen)último reality. Y no cuajó porque la famosa se sintió utilizada (que ya tiene mérito). El señor de Burgos, de confirmarse su filiación, la conoció en televisión y le cautivó "el fuego de sus ojos". Ha pedido otra oportunidad. Les mantendremos informados. O mejor no.

Ellos y ellas. Reinas, reinas, reinas. No me refiero a las regentes. Ni a las consortes. Ni a las eméritas. Delas de las mañanas (y eventuales noches) hablo. De ellos no diré reyes, por las preferencias republicanas. Y porque andan en campaña, sometidos al dictamen de las urnas, como ellas al de la audiencia, y los monarcas -sabido es- escapan a las leyes del sufragio. Así que reinas de las mañanas y candidatos están condenados a entenderse. AR, la suegra (ha casado a su hijo mayor), se cita con Iglesias (sin la corbata que tan solícita le regaló) y unos niños. Y Griso, pues igual pero sin menores y en la calle, con los riesgos que eso conlleva. Que te digan cualquier cosa fuera de guión. A Ana Rosa eso no le pasa. Sus tacones están hechos para plató.

Oscuro objeto de deseo. Qué tendrán los partidos emergentes que conquistan a las ricas y famosas. No ideológicamente, a ver si me entienden. Si no por sus otros atributos. Carmen Lomana, ya se sabe, se rindió a los encantos de Monedero tras enzarzarse en un debate de estado en las redes con él. Leticia Sabater lo intentó con Albert Rivera. Perder la virginidad (política o no). Pero el líder de Ciudadanos le dio calabazas. Y ahora Isabel Preysler declara ante la España de las mañanas televisivas que Íñigo Errejón le llama la atención. Por su inteligencia, como Vargas. En cambio, su niña no puede con ellos. No los digiere. Y eso que a Rita Maestre la llaman la Tamara Falcóde Podemos. Bueno, a decir deMarhuenda, que tampoco.

Dominus, dómina. Dominatriz (del lat. dominatrix) significa dominadora según la Real Academia Española (RAE). Esto es, que domina o propende a dominar. Por eso no se entiende bien el revuelo. Sobretodo porque Aramís Fuster siempre ha sido muy de propensión. La pitonisa, se dice, ofrece sus servicios como dómina. Una, en su ingenua ignorancia, pensaba que la bruja quería ser figurante en alguna peli de romanos. Pero no. Se ve que es otra cosa. Por lo que parece tiene algo que ver con el dominio, el tributo, el cuero,el látex y demás. Pero hasta ahí. Nada de lo que insinúan los insidiosos.

A esos también está ella acostumbrada a hacerles frente. Ya le pasó cuando se puso en duda su sobredosis por ingesta masiva de cola light, o cuando se cuestionaba su cobertura capilar. Lo mismo que cuando se le dio por desahuciada de la casa en la que dejó como recuerdo -simbólico- una escoba. O no se creyeron sus aquelarres con el examante de la princesa del pueblo. La apócrifa no, que esa la hubiese arrastado de los pelos. La auténtica lady Di. Y de todos los trances salió airosa. Con ayuda de sus artes. Triunfante. Y dominadora. De dominus, domina. Que hay que saber latín, hombre.