Los sectores más duros de la Iglesia lo han denominado "celebrar la herejía, el cisma y el error", pero el Vaticano ha hecho público esta semana el programa con el que el papa Francisco participará, el 31 de octubre, en la celebración del 500º aniversario de la Reforma de Lutero (que en tal fecha de 1517 clavó sus 95 tesis contra Roma en la puerta de la iglesia del Palacio de Wittenberg). Será una celebración conjunta luterano-católica en Suecia, y constará de dos partes: una liturgia en la catedral de Lund y un acto público en el estadio de Malmö.

Las dudas y polémicas sobre si la Iglesia debía sumarse a la celebración luterana afectaron particularmente a Benedicto XVI. Ratzinger declaró en 2011, ante una delegación de la Iglesia Evangélica Luterana: "Dirijamos juntos nuestra mirada hacia el año 2017, que recuerda los 500 años de las tesis de Lutero sobre las indulgencias, pero no como una celebración triunfal, sino como profesión común de nuestra fe en el Dios". Sin embargo, un año después, se anunció que Benedicto XVI no viajaría a su país por el aniversario. El cardenal suizo Kurt Koch manifestó entonces que "no podemos celebrar un pecado". Esta semana, Koch abría la puerta a una conmemoración conjunta.