Cuando los correos viajaban en diligencia, sus usuarios no podían imaginarse que bastaría un clic para enviar un mensaje al otro lado del planeta en segundos. También los estudiantes que utilizaban una pluma verían de cuento a los niños con tablets y encerados digitales. Y si en las comunicaciones y la educación la revolución digital ya es una realidad, la medicina no se queda atrás, y Galicia está decidida a no perder el tren para garantizar la sostenibilidad del sistema, "personalizar" los tratamientos y lograr que el paciente sea también "responsable" del cuidado de su salud, como explica Antonio García Quintáns, subdirector xeral de Ordenación Asistencial del Sergas.

Detrás del nombre técnico de programas, financiados por la UE, como "hospital en casa" y "hogar digital asistencial", están tecnologías y funcionalidades con la misma filosofía: fomentar la supervisión desde el propio domicilio del paciente y permitir a los profesionales sanitarios total movilidad, llevándose la historia clínica del enfermo siempre encima.

Por ejemplo, los crónicos (EPOC, insuficiencia cardíaca, diabetes) tienen que interactuar mucho con el servicio de salud, pero ¿por qué molestarlos? Se les facilita un tablet, una báscula, un tensiómetro, un glucómetro o el dispositivo que necesiten, el aparato hace la medición y la envía automáticamente al Sergas. O si no, puede introducirla el propio paciente o su cuidador en una web.

Pero monitorizar a distancia valores importantes para el bienestar de los crónicos no es la única maravilla de la que es capaz la tecnología. También sirve para superar problemas psicológicos o, desde el lado de los profesionales, tener controlados desde un único panel a un grupo de enfermos con un sistema de alertas que resaltan valores anómalos. Todo eso es posible y puede hacerse desde casa y que la red del Sergas reciba los datos y ponga sobre aviso a los profesionales sanitarios si hace falta.

De hecho, ya se está, o estuvo, haciendo como experimento. Las funcionalidades vinculadas a la teleasistencia se llevan probando varios meses y cuentan con el visto bueno de Europa, que vigila que el dinero de los programas que financia sirve para lo que se propuso. El visto bueno lo confirma el subdirector xeral, quien también avanza que, tras comprobar que funcionan y ahora trabajar en definir el cronograma para su implantación, el Sergas comenzará "en los próximos meses" y con ayuda de fondos europeos a extender, para que "lleguen a todo el mundo" que las necesite, unas tecnologías que por ahora solo probaron conejillos de indias voluntarios.

Hasta 600 pacientes se han prestado, prestan o prestarán para estrenar los avances y ver si cumplen lo que prometen. Entre ellos están 368 enfermos de EPOC, supervisados tras ser dados de alta por recaídas en un piloto ya finalizado. A ellos se suman otros 52 de A Coruña y Ourense, con protocolo de cuidados de hospitalización en casa. Además en Ourense se vigilan sus constantes a la caza de valores problemáticos. Mientras, a teleasistencia a diagnosticados con depresión, el Sergas ya convenció a 8 personas para unirse pero tiene que llegar a 250 este año para evaluar la funcionalidad. A ellos se suman 250 personas atendidas en la unidad de hospitalización a domicilio de A Coruña utilizando la historia clínica móvil.

En este último caso, por ejemplo, el Sergas vio que lo que vale para seguir la evolución de hospitalizados también se puede aplicar a médicos de primaria en sus visitas a domicilio. Solo hay que facilitarles una tablet y así pueden hacer el informe in situ y extender una receta virtual. Y si las recetas electrónicas ya pusieron su granito de arena para que la llamada letra de médico pasase a la historia, la tablet podría asestarle el golpe definitivo, porque incluye un programa de dictado y además entiende órdenes, como "quiero una interconsulta con el traumatólogo".

Aunque las tecnologías de la información y la comunicación permiten una conexión paciente-médico constante y en tiempo real, no todos los enfermos pueden sacarle partido. Porque la mitad de los pacientes en los que sería muy útil la monitorización a distancia de valores como la glucosa o la tensión, son mayores o dependientes y no pueden apañárselas con dispositivos que los niños manejan con los ojos cerrados. García Quintáns admite que los programas piloto han permitido al Sergas tomar conciencia de que había operaciones más complicadas de lo debido y de que no siempre se trata con pacientes "concienciados y autónomos". En este último caso son los cuidadores quienes miden la tensión e introducen los datos en la plataforma. Para ellos, Sanidade preparó un acceso propio que permite proteger la intimidad del paciente.

También los facultativos que han estado del otro lado han hecho aportaciones. Pero García Quintáns enfatiza la conclusión del piloto de hogar digital: "La mejor demostración de que se ha pulido el sistema y se ha aceptado bien es la comprobación del Ministerio y de Europa de que funcionaba". Además, augura que "la medicina va por ese lado, que el paciente autogestione más su enfermedad y se implique más en su autocuidado, poder supervisar grupos de pacientes porque cada vez son mucho más los crónicos y personalizar la atención". "Es el futuro de la medicina", proclama.