"El cáncer de mama es el más frecuente en las mujeres y, pese a que la supervivencia se estima en alrededor del 85% de todos los casos diagnosticados, también es el responsable del mayor número de muertes por cáncer en mujeres, seguido muy de cerca por el cáncer colorrectal y en la actualidad el de pulmón", explica la presidenta de la Sociedad Gallega de Oncología, Isabel Lorenzo.

Cualquier avance en los tratamientos del cáncer de mama es bienvenido, pero es necesario poner las expectativas en su sitio. Científicos del Cancer Research UK, el instituto de investigación británico del cáncer, han encontrado un fármaco -al que llaman JQ1- aminora la agresividad con la que actúan las células del tipo de cáncer de mama más agresivo, el triple negativo, que no tiene receptores de estrógenos, ni de progesterona, ni de HER2 (los receptores son a los que se pueden dirigir los tratamientos específicos, menos invasivos) y que solamente se trata con quimioterapia (un tratamiento que actúa sobre todas las células, por eso conlleva efectos secundario nocivos para el paciente). Es el de peor pronóstico porque desarrolla más metástasis y el de peor respuesta al tratamiento.

Anxo Vidal, investigador del Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular e Enfermidades Crónicas (CiMUS) de la Universidad de Santiago (USC) apunta que se trata de una investigación que está en fase experimental y que todavía no se ha probado en pacientes, es decir, no se han realizado estudios clínicos y habrá que esperar para aplicarlo porque aún no está aprobado su uso en humanos.

Una característica común a los cánceres de mama en esta fase evolucionada y al triple negativo es que las células se encuentran en el seno del tumor con niveles muy bajos de oxígeno, lo que se conoce como en hipoxia, adaptándose a ella, para lo cual producen respuestas celulares anómalas, que contribuyen a la agresividad del tumor y al desarrollo de resistencia a los agentes terapéuticos.

"En parte, la hipoxia termina induciendo la formación de vías alternativas aberrantes denominadas en conjunto " neo-vasos" a través de los cuales las células tumorales logran un suministro alternativo desde la sangre, de modo que se facilita la proliferación descontrolada y la invasión, tanto por contigüidad como introduciéndose en el torrente sanguíneo para producir metástasis a distancia", argumenta Lorenzo.

La presidenta de la Sociedad Oncológica recuerda que desde hace años se busca alguna diana molecular en estas células que pueda ayudar a tratar ese tipo de cáncer, buscando algo más eficaz que la propia quimioterapia y, a la vez, con menos daños colaterales para el paciente. "La actual publicación versa sobre un nuevo grupo de agentes, de los cuales el denominado JQ1 es uno de los estudiados, cuyo mecanismo de acción completamente innovador, ya que van dirigidos directamente a la "maquinaria" del núcleo de la célula y no a una simple puerta de entrada a ella", afirma Lorenzo.

Vidal añade que este fármaco "inhibe las proteínas que modifican la estructura de la cromatina del ADN -donde está la información genética- no la secuencia". "Las células cancerosas que son capaces de sobrevivir en hipoxia son muy agresivas y susceptibles de metastatizar, este fármaco actúa sobre sus modificaciones genéticas para que las células tumorales no se puedan ser tan agresivas", resume.