"Aún no sé cómo saldremos del lío en que nos hemos metido, pero había que hacerlo". Estas palabras de Jaime Oiza, director del Kiosco Alfonso, explican que, desde 1998, todas las salas municipales de exposiciones están ocupadas, en el mes de agosto, por el Salón del Cómic. Desmontar Abrindo Horizontes, integrada por obras entre 2 y 3 metros, y, sin respiro, instalar en el mismo espacio las exposiciones de cinco de los autores que participan en Viñetas del Atlántico, es un desafío que, desde el Kiosco Alfonso, deciden asumir para dar satisfacción a la acogida popular a la colección más antigua de fotos que se conocen de la ciudad.

Paraíso de coruñeses

Paseando entre estas fotos, realizadas por Valentín Mendía entre 1879 y 1883, los coruñeses mayores de 60 años se sienten como en el salón de su casa, narrando las epopeyas familiares a sus invitados.

"En esta casa nací yo; bueno, cuando mis padres se mudaron a vivir ahí, ya tenía dos pisos", le cuenta un vecino a su esposa, señalándole una casa de planta baja situada al lado de la fábrica de tejidos La Primera Coruñesa (hoy, el solar ocupado por un hotel, casi al principio de Juan Flórez)". "En esa esquina de las Casas de Paredes vivía mi abuela", comenta otra vecina, para añadir que "la vivienda aún tenía la argolla de hierro a la que se amarraban las barcas, cuando el mar llegaba casi hasta las casas". "Ves ese paseo que desemboca en el muelle de hierro? -le cuenta una abuela a su nieto-. Antes tenía jardines a uno y otro lado y ahora, a la derecha, está el Teatro Colón y la Diputación y, a la izquierda, Correos". El muelle de hierro estaba situado enfrente de la Aduana (hoy, subdelegación del gobierno), para facilitar el control del movimiento portuario y el cobro de tasas de aduana. Este hecho da pie a que una pareja desvele que "los primeros cristales de colores que entraron en la ciudad fue un pago en especie por parte de un barco italiano que no tenía suficiente efectivo para pagar las tasas fiscales. Estos cristales son los que cubren, de arriba abajo, las galerías de la casa de la Marina que está inmediata a la calle Luchana". Un historiador local, ante la foto de la Torre de Hércules, comenta otra leyenda urbana: "La piedra que da cuenta de la fundación romana del faro -dicen- apareció en el solar en que José Cornide construía su casa de la Ciudad Vieja (frente a la Colegiata); digo yo que Cornide, por si acaso no saliese adelante la restauración de la Torre, llevaría la lápida a lugar seguro y, cuando las obras cogieron vuelo, la hizo aparecer por arte de magia en su solar".

"El alcalde presidente del ayuntamiento popular de esta capital hago saber: que siéndome harto dolorosa la necesidad imprescindible en que mi deber me coloca de corregir las faltas que se denuncian, por más que sea con leves multas, no ha podido menos de llamar sobremanera mi atención la frecuencia con que se repiten las infracciones de los preceptos de las ordenanzas municipales en materia de aseo". Un visitante lee, en voz alta, un bando del alcalde Federico Tapia. "Es que A Coruña tendría muchos edificios de postín pero, de puertas adentro, era una aldea -le responde su acompañante-. ¿No te fijaste en la señora que está espiando al fotógrafo desde el último piso de una casa en Sánchez Bregua? Pues igualito que cuando vas por una aldea que parece abandonada y siempre acabas descubriendo un paisano alucando desde un valado!". "¿Viste el bando municipal que regulaba el paseo por los muelles"?, comentario que da pie a un triste lamento: "Desde aquellos tiempos, deambular por el puerto fue, para generaciones y generaciones, uno de nuestros entretenimientos más populares, pero hoy el simple acceso está radicalmente vetado a los ciudadanos".

Huellas riojanas

El impacto de Abrindo horizontes ya se ha extendido hasta la riojana comarca de Cameros, de donde era nativo el fotógrafo Valentín Mendía. En esa tierra bañada por el Río Oja están montando una exposición sobre la emigración -básicamente, comerciantes- desde Cameros a Galicia. A raíz de la muestra en el Kiosco Alfonso, Mendía también va a tener un apartado en la exposición de su tierra. A tener en cuenta que el fotógrafo no fue el primero ni el último de los cameros que dejaron huellas que aún siguen siendo parte de la vida cotidiana coruñesa.

A finales del XVIII se asienta en la ciudad el comerciante Marcial del Adalid, abuelo del compositor de Cantares nuevos y viejos de Galicia, piezas basadas en textos de su esposa, la escritora Fanny Garrido (Francisca González Garrido). Los terrenos que ocupan la iglesia y el colegio de los Salesianos fueron donados a la orden religiosa por María Dolores, hija única de Adalid y Garrido, que falleció viuda y sin descendencia. Una de las leyendas urbanas de Marineda cuenta que la belleza de Fanny era tan espectacular que Isabel II, en la visita de 1858, mandó parar el carruaje real y, rendida de apasionado arrebato, le prometió ser la madrina de su boda.

Desde finales del XIX, los hermanos Manuel y Ángel Torres y su sobrino Manuel Sáez Torres están detrás de la actual ferretería Torres y Sáez, firma comercial que, antes de su ubicación actual en A Grela, ocupó un popular bajo en Linares Rivas, esquina con Marcial del Adalid.