El número de casos de violencia filioparental aumentó 60% en España entre 2007 y 2013, según datos aportados ayer en los cursos de verano de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) por Mayte Salces, técnica de la Oficina del Defensor del Menor de Andalucía.

"No sabemos si ha sido ahora cuando este fenómeno ha dado la cara porque ha permanecido oculto durante mucho tiempo o es un incremento real; pero está causando un verdadero problema no solo en la familia, también en el ámbito educativo, social y educativo", explicó Salces en el marco del seminario Violencia filioparental: intervención integral que se imparte esta semana en la sede de la UPO en Carmona (Sevilla). La técnica señaló que, desde 2003, la Defensoría del Menor ya atisbaba que la violencia filioparental era un fenómeno emergente y "el tiempo ha venido a corroborar que es un problema que cada vez se visualiza más y tiene mayor transcendencia para muchas familias".

En la actualidad, no hay ningún tipo de estadísticas sobre esta problemática, tan solo existen los datos de menores juzgados por violencia filioparental en el ámbito de la justicia juvenil. Sin embargo, según Salces, los datos de intervenciones en el ámbito social o en el ámbito sanitario carecen de estadísticas "porque muchos de estos niños tienen trastornos de conducta o de salud mental, y desconocemos también cuáles son los que todavía permanecen ocultos en las familias, bien porque se avergüencen de denunciarlo o debido a que no saben que lo que sufren es un problema de violencia filioparental".

Salces define el prototipo del menor infractor como el de un niño o niña de familia de clase media o incluso media-alta, "cuya característica fundamental es su perfil egocentrista, con una educación excesivamente permisiva a la que no se le ha puesto límite y cuando se ha empezado a poner límite -en muchas ocasiones como consecuencia de la crisis económica- han comenzado a manifestar comportamientos disruptivos que no han sido tratados adecuadamente".