A partir del curso 2017-2018 las reválidas o evaluaciones finales de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachillerato serán imprescindibles para titular. Es una de las novedades de la Lomce y quizás una de las más duras para la continuación de estudios. Quiere decir que los estudiantes que no aprueben la evaluación final de la ESO, suspenderán el examen, y no podrán pasar a Bachillerato y no obtendrán el título de Educación Secundaria Obligatoria, de manera que la sensación será de cuatro años perdidos, a la espera de repetir la prueba y aprobar. Las voces críticas con la nueva ley educativa han criticado que se expulse al alumnado con cuatro cursos aprobados por no pasar el examen final; preferían una prueba diagnóstica, al igual que la etapa previa, en Primaria, por ejemplo, que sirviese para medir conocimientos pero no para castigar la continuación de estudios. La reválida de Bachillerato, por ejemplo, sustituirá a la selectividad y la nota será también la referencia para entrar en la universidad. También en este caso el alumnado que no apruebe el examen no obtendrá el título de Bachiller, es decir, ni nota de acceso ni acreditación de los dos cursos aprobados. Si bien la Lomce plantea itinerarios o permite la elección de asignaturas para el alumno orientar su formación a su carrera de futuro, las reválidas de ESO y de Bachillerato son una prueba exigente, para pasar y titular. Las dos de Primaria son solo para controlar conocimientos.