La sonda europea Rosetta concluye el viernes con éxito su pionera misión, en la que también registró dramáticos episodios, entre ellos un encuentro con asteroides, una hibernación y el convulso aterrizaje del módulo Philae. Rosetta, que inició en 2004 un viaje de unos 6.400 millones de kilómetros, finalizará su misión el 30 de septiembre cumpliendo con los objetivos marcados: recolectar datos para conocer mejor el origen de la Tierra y los inicios del Sistema Solar.

Con un presupuesto de 1.000 millones de euros, la misión Rosetta está considerada como una de las más importantes en la historia de la industria aerospacial europea y la exploración del Sistema Solar. Los científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) la han catalogado como un éxito histórico tras haber captado, a través de sus instrumentos de alta tecnología, información geológica que contribuirá a entender mejor el universo.

Cuando este viernes Rosetta impacte sobre una región de fosas activas en la cabeza del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko -una mole de hielo, piedra y polvo de 10.000 millones de toneladas y un volumen de 25 kilómetros cúbicos-, su misión acabará. Entre medias hubo un larguísimo y accidentado viaje que incluyó el complicado lanzamiento del módulo de mediciones científicas Philae sobre la superficie del cometa, muy valioso por contener algunos ingredientes esenciales para el origen de la vida en la Tierra.