Cuando comenzaron a llegarle mensajes creyó que se haría rico, incluso soñaba con comprar una mansión. Pero las cifras eran en realidad cargos en concepto de publicidad que había contratado sin saberlo. El sueño de un niño de 12 años de Torrevieja (Alicante) quería ser youtuber se convirtió en una enorme deuda para su familia en apenas unos clics: 100.000 euros en supuestos anuncios para su canal, para ser exactos. El chaval pretendía cobrar dinero por sus contenidos, pero en lugar de dar de alta una cuenta de AdSense, que permite obtener ingresos, se equivocó y creó una de AdWords, en la que se paga por publicitarse. Todo quedó finalmente en un susto, pues Google anunció que cancelará la deuda. "Hemos analizado este caso y no hemos recibido dinero por parte de este usuario", explicaron ayer desde la compañía.

Horas antes, la madre del pequeño, Inma Quesada, explicó que su hijo toca la trompeta en la banda musical Los Salerosos de Torrevieja y que solía colgar los vídeos de las actuaciones. A mediados de agosto y sin que lo supieran ella ni su marido, su hijo y un amigo de 15 años se metieron en el ordenador de su cuarto y decidieron contratar el producto AdSense de Google con la intención de que el navegador incluyera diversa publicidad junto a sus vídeos y, de esta manera, cobrar dinero si lo colgado tenía muchas visitas. Pero se equivocaron y contrataron en "dos sencillos pasos" y "sin pedir DNI ni edad ni nada aparte de un nombre y una cuenta bancaria" el producto AdWords de Google, que consiste en comprar publicidad para que sus vídeos fueran más vistos, lo cual conlleva unos determinados pagos.

Quesada se encuentra en el paro y se dedica a las labores del hogar mientras que su marido es vendedor ambulante de chucherías, y además del niño que ha cometido el error tienen otros dos hijos. "Esto le puede pasar a cualquiera. Solo le pidieron una cuenta bancaria y un nombre", insistió Quesada, quien relató que, por su edad, su hijo "no es consciente del lío que ha creado" y que, a diferencia de los padres, no estaba preocupado porque pensaba que "no va a pasar nada".

El abogado de la familia, Fernando Fraile, explicó que los argumentos de la familia son que no puede haber un consentimiento válido en un contrato suscrito por un menor y que el niño "no quería" contratar publicidad alguna sino todo lo contrario, es decir, "recibir dinero por las visitas que pudiera tener".

Los cargos de Google comenzaron a llegar a la cuenta abierta a nombre del pequeño, que tenía unos 2.000 euros de saldo, a comienzos de septiembre, y al principio no llamaron la atención al ser de 50, 90 y 15 euros. "Pero llegó un momento en el que se recibió un cargo de 900 y después otro de casi 19.700 euros", que provocó que la entidad bancaria diera aviso a los padres. Tras esa cantidad, se recibió otro cargo por unos 78.000 euros, aunque la cuenta ya estaba bloqueada y los recibos anteriores habían sido devueltos.

En un principio, la familia no podía sospechar el origen de los cargos y se pusieron en manos de un amigo informático, quien les aconsejó dirigirse a un abogado.