Una tesis de una investigadora gallega ha logrado poner de manifiesto el potencial de la cáscara de castaña en los procesos de adsorción y biorremediación para la eliminación de contaminantes en entornos acuáticos. Según el estudio de Marta Cobas (del grupo de Bioingeniería y Procesos Sostenibles de la Universidade de Vigo), la cáscara de castaña se ha revelado como un material altamente útil en las técnicas de adsorción de contaminantes. Tras hacer pruebas con cáscaras y otros materiales, como arcilla y algas, las primeras resultaron ser las que mejores propiedades demostraban.

Por otra parte, en la investigación también se utilizó este residuo orgánico en procesos de biorremediación, es decir, en técnicas fisicoquímicas para eliminar contaminantes a través del uso de hongos. En este caso, las cáscaras de castaña también ofrecieron resultados muy prometedores, para inducir la producción de encimas del hongo implicadas en esa eliminación de contaminantes.

Para probar la efectividad de los diferentes procesos de adsorción, Cobas seleccionó varios contaminantes para realizar las pruebas, entre ellos el cromo, contaminantes orgánicos como tintes o hidrocarburos policíclicos aromáticos (HAPs), y de carácter emergente como los plaguicidas. la investigadora explica que todos "están catalogados como contaminantes de aguas y presentan cierta toxicidad para los diferentes organismos acuáticos y, en muchas ocasiones, también para los seres humanos", a los que pueden llegar a través de las aguas contaminadas o de la cadena alimentaria.