La sanidad pública catalana deja de considerar que la transexualidad es una enfermedad y desde ayer ya no requerirá el diagnóstico psiquiátrico de disforia de género para iniciar el tratamiento hormonal y la posterior intervención quirúrgica para cambiar de sexo. El conseller de Salud, Antoni Comín, presentó ayer el nuevo modelo de atención a la salud de las personas transexuales que, según sus palabras, "despatologiza" la transexualidad y se convierte en el pionero en Europa en el que ya no será necesario acreditar un trastorno psiquiátrico para someterse a cambio de sexo.

Actualmente hay 437 personas en tratamiento para cambiar de sexo y cada año unas 93 nuevas piden iniciar el tratamiento hormonal, que ha de durar dos años, antes de entrar en lista de espera quirúrgica para operarse de cambio de sexo. La Generalitat reconoce que hay 155 personas en lista y que algunas llevan seis años de espera.