La muerte de una niña de sólo 12 años tras sufrir un coma etílico en un botellón celebrado hace unos días en Madrid muestra, según expertos gallegos en dependencias, la forma que muchos menores tienen de entender el ocio y la diversión, basada en el consumo de alcohol, una "droga legal" hacia la que la sociedad muestra excesiva tolerancia. Sin embargo, es un problema preocupante si se tiene en cuenta que tres de cada diez adolescentes consumen alcohol en atracón (cinco o más copas en un corto espacio de tiempo), según los datos del Ministerio de Sanidad. En el caso de la menor fallecida, según la policía, ya había sido llevada a su casa bebida en anteriores ocasiones.

"Lo que ha ocurrido es de una gravedad extrema. Aunque las últimas estadísticas del Plan Nacional sobre Drogas reflejaban que habían disminuido los ingresos en urgencias de menores de 14 por coma etílico, es evidente que si ha ocurrido esto es que algo está pasando, por lo que hay que ver qué ha fallado. Y la primera pregunta es no qué están haciendo los jóvenes, sino qué estamos haciendo los adultos y las autoridades. Hay un miedo a la toma de decisiones, una laxitud donde se permite casi todo y esto es un problema", se plantea Jesús Cancelo, psicólogo clínico de una asociación contra las adicciones.

Cancelo explica que el fenómeno del botellón tiene que ver con la forma en que entendemos el ocio y el respeto a la colectividad, y sigue siendo una práctica muy común entre los jóvenes a pesar de las restricciones legales sobre el consumo de alcohol en la calle, aunque también es cierto, matiza, que en los últimos años no ha aumentado. "Es una cuestión de cómo se bebe y de cómo se dejan después los lugares donde se bebe", argumenta y se pregunta cómo un menor de 18 años puede tener acceso a alcohol si está prohibida su venta a menores. "Hay muy poca vigilancia; debería saberse los lugares donde hay botellón, en los que desde luego, nunca debería haber menores", añade.

A pesar de la tolerancia de la que goza el alcohol, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera esta sustancia como una de las drogas potencialmente más peligrosas para la salud física, psíquica y social de las personas, y en especial en personas jóvenes. En este sentido, Cancelo recuerda que el consumo de alcohol en estas edades es muy peligroso, ya que daña los principios del aprendizaje. "Son lesiones neuronales que si son botellones periódicos, con borracheras continuadas, pueden tener secuelas neuronales de por vida. Esto los chavales lo saben porque damos charlas en los colegios. Lo que ocurre es que en ese momento, no lo tienen presente", dice.