Unos 70.000 gallegos siguen un tratamiento con anticoagulantes para evitar problemas como ictus o trombosis, de los que el 60% recurren al conocido Sintrom, un fármaco que, según explica el cardiólogo coruñés José Ángel Rodríguez todavía es una palabra "maldita" para los pacientes y sobre el que perviven muchos mitos. Para erradicar esas falsas creencias y dejar claro que ser un paciente anticoagulado no impide hacer una vida normal, este médico del Hospital Universitario de A Coruña impartió ayer la charla Vivo anticoagulado: ¿Qué debo saber? en Afundación, organizada por la Asociación de Cardiópatas y Anticoagulados de A Coruña por el día mundial de estos pacientes.

-¿Cambia la vida empezar a tomar un anticoagulante?

-El más frecuente es el Sintrom y pese a que lleva años usándose, todavía es una palabra maldita y que causa temor en los pacientes. Es cierto que hace años a estos pacientes se les ponía unos límites muy estrictos, pero ahora no es así. Hay que informarse y no tener miedo ya que se puede hacer una vida normal aunque sí es cierto que cambian algunas cosas. Por ejemplo, si estas anticoagulado hay riesgo de sangrar en situaciones que otras personas no lo harían. Por ello hay que extremar la precaución al usar herramientas cortantes, al darse un golpe o al conducir. También hay que tenerlo en cuenta a la hora de una intervención quirúrgica, incluidas las del dentista.

-¿Qué falsos mitos perviven sobre estos fármacos?

-El tema de tener que tomarlo siempre a la misma hora, ni un minuto más ni uno menos. No pasa nada por tomarlo media hora antes o después. Y lo mismo ocurre con la alimentación, la gente cree que ya no podrá tomar grelos u otros productos de temporada.

-¿No influye la alimentación en los resultados del control del Sintrom?

-El Sintrom interacciona con la vitamina K y es cierto que si se toman hortalizas verdes como coliflor, grelos o col, al contener vitamina K, se neutraliza el efecto del Sintrom. Pero como los controles del llamado INR se hacen de forma periódica no ocurre nada ya que la dosis se ajusta sin problemas. Lo que hay que hacer es una dieta regular, no tomarnos un día un kilo de grelos y luego nada. Hay que adaptar el Sintrom al paciente y no el paciente al Sintrom que es lo que ocurrió durante años. Otro falso mito es el alcohol, puede hacerse un consumo moderado.

-¿Por qué hay que acudir a controlar el INR cada cierto tiempo? ¿Qué hace que varíe?

-El margen del INR, que por norma general debe estar entre 2 y 3, es muy estrecho y puede variar por varios factores, lo que obliga a un control semanal al principio y después al menos mensual. La variabilidad cambia según el paciente ya que depende del propio metabolismo, hay personas que siempre tienen el INR estable y otras que no. Además tomar otros fármacos o tener otras patologías como problemas renales puede hacer variar los resultados cada mes.

-¿Es difícil controlar el INR?

-Se calcula que pese a seguir los controles periódicos, un 40% de los pacientes que toma Sintrom no se encuentra entre los rangos establecidos.

-¿Obtener un mal resultado en un control ya supone estar en riesgo de sufrir un ictus?

-Depende de los valores. No es lo mismo tener el INR en 6 que en 3,3, ni tenerlo en 1 que es como si no estuvieses anticoagulado que en 1,8. De todas formas hablamos de un mal control cuando un paciente, durante seis meses, tiene más del 60% de los controles fuera de rango. En esos casos conviene cambiarle de anticoagulante.

-Porque no todo es Sintrom...

-No, por recomendación del Ministerio de Sanidad un 60% de pacientes toma Sintrom y un 40% otros anticoagulantes, pero si fuese por ficha técnica, habría más con otros fármacos. Hoy en día se han desarrollado anticoagulantes que no obligan a un control monotorizado como el Sintrom y, aunque se cierto que no son adecuados para todos los pacientes, su resultado es tanto o más eficaz que el Sintrom. Su uso en otros países está más extendido porque digamos que aquí hay una vigilancia estrecha de la prescripción por parte de la administración.

-¿Son más caros?

-Sí. Si el Sintrom cuesta 20 euros al mes, los otros unos 80, pero al Sintrom hay que sumarle el coste de controlar a los pacientes. Además, a largo plazo los otros anticoagulantes son más baratos porque producen menos complicaciones.

-¿Se llegará a medir el Sintrom el propio paciente en casa como ya ocurre con la glucosa?

-Existe esa opción pero sólo la usan un 5% de pacientes porque obliga a que esté muy informado, no vale cualquiera. Creo que antes se utilizarán los nuevos anticoagulantes que se extenderá ese sistema.

-¿Qué errores suelen cometer los pacientes anticoagulados?

-Al margen de los falsos mitos, el principal error es la falta de adherencia al tratamiento. Un 10% se olvida de tomar la dosis y esto provoca que ya esté en riesgo de sufrir un ictus, por ejemplo. Al ser algo preventivo cuesta la adherencia.