Domingo 4

Citas. Leticia (Sabater) tiene fans incondicionales. De todos es sabido. Incomprensiblemente, busca marido. ¿Y dónde mejor que ante las cámaras, en vivo y en directo, con luz y taquígrafos? Así que se presentó donde Sobera. No es que Leticia necesite celestinos, es que no ha tenido suerte, yendo por libre, en el amor. Se casó y la unión duró poco, seis meses, luego le desapareció un novio. También están los hombres poderosos que, por motivos de seguridad, no incluye en el currículo. Cual vedette de postín. Leticia parece muy lanzada, pero en el fondo es muy tradicional y su sueño es dejar el artisteo para formar una familia. Hasta recuperó la virginidad. En el restaurante de Cupido lo da todo. Anuncia que se le han olvidado los refajos en casa, le toma medidas al pretendiente, lo besa, lo manosea, elige de la carta la salchichapa... Él, para ser fan fanático desde niño, resulta paradito. Su diosa le abruma. Pese todo, concede, se entrega al sacrificio. Todo sea por el amor y la tele, Sobera. Me quedo con Leti. Y entonces la rubia zanja: busco a alguien "un poco más hombre". Ella misma explica lo de la hombría: ¿Pero tú en las primeras citas qué haces? ¿Juegas a las canicas? Pues eso.

Lunes 5

New York, New York. Nueva York es la capital del mundo. Es el punto de encuentro planetario. El epicentro de la globalidad. Nueva York es universal. La ciudad que nunca duerme. Quiero ser una parte de ella, Nueva York, Nueva York. Estos zapatos vagabundos están deseando perderse por su mismo corazón, Nueva York, Nueva York. Tendré un flamante nuevo comienzo en la vieja Nueva York. Nueva York, Nueva York. Tanto pasea la ahora neoyorquina Mariló por Central Park, o por la Quinta, que termina encontrándose con Isabel Preysler y Vargas Llosa, que son habituales de la Gran Manzana. Así, por la calle. Sin más. Selfie que te crió. Luego se va por la noche de clubes y allí toca Woody Allen. Imagen para subir. Es lo que tiene N Y. Un momento, un momento... ¿y a Mariló nadie le pide fotos? Nueva York, Nueva York.

Martes 6

La mano. María José Campanario parece una mujer frágil, casi de cristal o porcelana fina, o china, aunque Belén Esteban „con conocimiento de causa, seguramente„ discrepe. La pobre visita el hospital más que su suegro Humberto, el tigre II (ahora ya solo a título honorífico) de Ambiciones. La mujer de Jesulín suma „y sigue„ en un mismo año un accidente doméstico, una hernia con su consiguiente collarín y un misterioso ingreso hospitalario. Tan misterioso que ya se especula con unos retoques a lo Pantoja reaparecida. Ella lo niega y habla de una infección. Habrá que fijarse cuando vuelva a escena para saber si ha sido eso. O que le ha tocado la mano de Dios. Como a Camilo.

Miércoles 7

Laponia. Llegas en trineo tirado por renos mágicos y te recibe el elfo mayor. Luego le entregas tu carta a Papá Noel (o Joulupukki, que queda más finés pero también más cacofónico) en mano. Hasta le tiras, en un alarde de confianza, de la barba. Paseas entre casitas de techos puntiagudos y fábricas de juguetes repletas de duendecillos a lo oompa loompaque rinden en diez minutos más que los concursantes de Gran Hermano al completo en todo el concurso. Y encima saltarines y sonrientes, sin broncas ni tampoco edredoning: los gnomos de Santa son como los ángeles, o unos que van de vez en cuando a las citas que organiza Sobera, asexuados. Finalmente, regocijada y feliz, te duermes con el rostro iluminado por la aurora boreal. Y, de pronto, allí, cuando te crees a salvo en pleno Círculo Polar Ártico, cuando piensas que estás a solas con los osos, o todo lo más con los míticos hiperbóreos, zas. Te das de bruces con Alba Carrillo, que ha puesto glaciares de por medio, la paz de la idílica aldea, en peligro y el patrimonio del señor Claus, en entredicho. Los reyes magos andan frotándose las manos.

Jueves 8

Pollo a la Pantoja. Los hermanos Rivera-Pantoja almuerzan en familia. No todos los Rivera, entiéndase, sino todos los Pantoja. Es norma, uso y costumbre social generalmente extendida que los hermanos se reúnan con frecuencia en torno a una mesa. Máxime en días de asueto, fechas señaladas y fiestas de guardar. Las familias „y la mesa„ van aumentando con el tiempo. Es también en torno al mantel „surtido de viandas„ donde pueden surgir y/o aflorar cuitas y rencillas entre los miembros (familiares). O tras veces, el refectorio sirve para zanjarlas. Kiko e Isa comen en familia (parcial) y exhiben dientes. A simple vista, no parece que degusten pollo a la Pantoja: un pollo troceado, aceite, cebolla, ajos, pimiento, tomate, media lata de cerveza, caldo, tomillo, romero, laurel, pimienta, cayena y sal. Por si se deciden.

Viernes 9

La subasta. Francisco de Goya, hijo de un maestro dorador, nació en 1746 en Fuendetodos (Zaragoza). De 1775 a 1792, instalado en la villa y corte, trabajó „con un paréntesis„ para la Real Fábrica de Tapices. Todavía no había enfermado, todavía oía. Reinaba Carlos III. Fue entonces, en esa época, 1786 o1787, cuando pintó Una mujer y dos niños junto a una fuente, un pequeño óleo. Dos siglos después, un buen día de 1984, en vísperas del bautizo de Borja, Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza „que poco después recibiría la Gran Cruz de Carlos III: la historia se escribe sola„ paseaba con su esposa Carmen Cervera del brazo por Nueva York (como Mariló), vieron el cuadro y lo compraron. "Algún día será para él", se dijeron, ufanos. El niño creció, el barón falleció y algún día llegó, no sin tiranteces derivadas de la heredad. Pero la obra del de Fuendetodos había acabado en una casa de subastas. Hay un momento „bien lo sabe la baronesa„ que la necesidad se impone al sentimentalismo. En el último instante, la pintura fue retirada. Todavía quedan románticos en el mundo. O hijos de papá. U objetivos del fisco. O lo que sean.