Hoy se cumplen 30 años del primer campamento español en la Antártida: el 27 de diciembre de 1986 cuatro investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) instalaron su tienda de campaña en la isla Livingston para buscar un emplazamiento para una base española.

Los científicos fueron Antoni Ballester, Josefina Castellví, Joan Rovira y Agustí Julià, recuerda el CSIC en una nota, en la que detalla que los orígenes de la actividad científica de España en el continente helado se remonta a 1986, cuando llegaron estos expertos.

Dos años después, en enero de 1988, se inauguraba la Base Antártica Española (BAE) Juan Carlos I y ese mismo año España se convertía en miembro consultivo del Tratado Antártico (en ese momento, la base estaba financiada por el Ministerio de Asuntos Exteriores y el CSIC).

Jordi Sorribas, director de la Unidad de Tecnología Marina del CSIC, explica que desde su fundación, la BAE Juan Carlos I ha sido "un laboratorio de referencia para la investigación antártica española y ha servido para unir y dar forma a una importante comunidad científica en la Antártida, favoreciendo la cooperación científica y técnica internacional".

Las instalaciones fueron diseñadas para no ser usadas más de 20 años; por ello, en el año 2000 se inició el estudio de su renovación, recalca el CSIC.

Durante la actual campaña 2016-2017 se va a llevar a cabo la última fase de las actuaciones de remodelación.

La renovación y el nuevo equipamiento de laboratorios y espacios generales tienen un coste total aproximado de 16 millones de euros, financiados principalmente por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.

"Gracias a la labor de aquellos pioneros y la constancia de personas e instituciones durante 30 años, hoy en día España tiene una posición respetada en el ámbito de la investigación en la Antártida", afirma Sorribas.

Según este investigador, las instalaciones permiten vertebrar colaboraciones internacionales, "gracias también al trabajo de unos equipos competentes y profesionales que generan una producción científica de primer nivel".

La BAE Juan Carlos I está incluida en el "Mapa de Instalaciones Científico Técnicas Singulares" y está íntegramente gestionada por el CSIC, a través de la Unidad de Tecnología Marina.