La excesiva y poco eficiente iluminación navideña provoca la acumulación en el aire de dióxido de nitrógeno, uno de los principales contaminantes de la atmósfera que han motivado los drásticos cortes de tráfico en Madrid durante las pasadas fiestas navideñas. Apagar por la noche el alumbrado público y ornamental sería tan útil en una ciudad como la capital como retirar 50.000 coches de sus calles, asegura Alejandro Sánchez de Miguel, astrofísico formado en la Universidad Complutense, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía y colaborador del Atlas mundial del brillo artificial del cielo que dirige el italiano Fabio Falchi. Reivindicador incansable de los beneficios de todo tipo de la oscuridad de la noche, Sánchez de Miguel advierte que el exceso de iluminación favorece un sueño de mala calidad, causante de cánceres vinculados a desarreglos hormonales como los de mama y próstata.

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