Presencias inopinadas. Presencias inesperadas, insospechadas, inopinadas. Terelu Campos en GH VIP, Mar Flores sobre la alfombra roja de los Globos de Oro y la amiga de Bigote en Interviú -no me acuerdo nunca de su nombre, el de la amiga, el de Bigote sí, porque lo dice mucho María Teresa: Edmundo-. Podríamos pensar, de entrada, que en ninguno de los casos es, digamos, su terreno, su hábitat natural, su ecosistema. Pensaríamos mal. Profundizando más, Terelu es al medio televisivo lo que el churro a la taza de chocolate -perdón por el símil, por menos de eso mandó a su señora madre a freír porras... uy, otra vez-. En cuanto a la amiga de Bigote -nada, que no me acuerdo- no sabría decirles si suele andar por las revistas ligera de ropa, la verdad. Pero Mar pisaba y posaba con garbo ya antes de tener novios millonarios. Aunque haya tenido que ser ella misma la que se autopublicase la foto. A lo Anna Allen o a lo Sonia Monroy, pero sin montaje. Muchos lo han puesto en duda. ¿Tenemos que recordarles su condición -breve, fugaz, poco celebrada, jamás repetida, pero real- de actriz? Estuvo. En una sala anexa, sí, pero es mucho más que lo que pueden decir otras. "Paseando a España en la red carpet" (sic). Ahí es nada.

Espejismo. Ha sido una ilusión, un espejismo, una ensoñación. Pero ha dejado huella. Cumpliendo con la tradición, Mariló volvió a casa por Navidad, vino como un regalo dejado por los camellos (y sus jinetes los magos), cruzó un océano, se abrazó a su compañera Toñi a la sombra de la Torre del Oro... Inciso: a Toñi, a Toñi Moreno, que está de vuelta a la televisión, Mariló al principio le cayó fatal (como a Anne, supongo). Lo contó ella misma, pero Toñi es muy de segundas oportunidades y a María Dolores hay que conocerla, así que ahora son amigas del alma. Pero, como decíamos, fue una ilusión, un espejismo, una ensoñación. Para la amiga Toñi y para España entera. Mariló vuelve a pisar las blancas calles nevadas de Nueva York. Again, que diría ella.

Hermanas. Los Grinch como Kiko Rivera se equivocan. Pueden declararle una guerra de caramelos al mismísimo rey (Melchor) pero las fiestas unen mucho. Unen tanto a las familias como un enemigo común, pongamos el fisco. Los Thyssen -la rama Tita-Borja, la familia Thyssen-Bornemisza es más amplia: el barón contrajo reiteradas nupcias casi siempre con descendencia- se reunió por Navidad. Carmen, las mellizas, Borja, Blanca y sus cuatro retoños. Borja y sus hermanitas no habían podido coincidir, por problemas de agenda, por unas cosas u otras, en diez años. Pero la Navidad obró su magia y los reunió al fin. Solo fallaron las Campos, que no se tomaron las uvas ni juntas ni a la vez. La matriarca estaba en Canarias.

Huevos y leña. En todas las casas cuecen habas. Y huevos, aunque en la de Alba sean de Fabergé. Ya se encargó el duque viudo de dejar claro que no, cuando le construyó aquel gallinero a su ya fallecida esposa. No parece que la familia esté a partir un piñón. El jinete, que para ser alérgico a los paparazzi anda todo el día en platós y portadas (como el torero, por cierto) ha confesado que las cosas no van del todo bien con sus hermanos. Pero tampoco es que reine la armonía donde Gil Silgado, el otrora novio de misses. No en su casa en sentido físico sino metafórico -después de haber conocido cárcel todo es leña del árbol caído- sino con los suyos y exsuyos. O suyas. O no suyas.

Carrera. Aramís Fuster quiere hacer algo por su país, por todos nosotros, y dedicarse a la política. Kiko Rivera quiere hacer algo por el deporte nacional y se autopostula para entrenar al Valencia CF. La primera todavía tiene su base: al fin y al cabo, el pitonitismo también es un servicio público; la nigromántica ha acreditado -en el plató de Jorgeja, pero acreditado- ser poseedora de un coeficiente intelectual extraordinario -superior a los de Rosa Benito o Raquel Bollo, no les digo más- y está doctorada en artes de dominación. Además, aunque sea una bruja venida a menos, porque la crisis no distingue velas blancas de velas negras, es la "máxima autoridad mundial en materia de ocultismo" y eso tiene que resultar de mucha ayuda. En cuanto al otro, bueno, sí, habrá puesto en su currículo que mamá, cuando mamá era un icono, le metió en los alevines del club de fútbol Real Madrid, pero entonces no hizo carrera. Claro que nunca se sabe. Más niño era cuando mamá (otra vez) lo subió a un escenario a canturrear con su lengua de trapo infantil y ahí sí que hizo (carrera, quiero decir).