Un estudio realizado en la Universidad de Baltimor ha concluido que los niños de padres obesos presentan más dificultades para realizar ciertos movimientos, como trabajos con las manos, pero también para relacionarse con su entorno. Existe un buen número de estudios sobre la implicación de la carga genética de la madre en el feto teniendo en cuanta su peso, pero no así relativos a la del padre. Este proyecto ha tenido en cuenta ambas aportaciones y ha estudiado cerca de 5.000 niños de entre cuatro meses y tres años de edad.

Tomando los datos solo relativos a la madre y según publica la revista Pediatrics, los investigadores observaron que los niños con progenitoras de índice de masa corporal superior a 30 tenían más dificultades para controlar músculos como las manos y los dedos. Si se tenía además en cuenta la carga paterna, los datos revelaban que los hijos de padres obesos tenían menos capacidades de interactuar con su entorno y resolver problemas. El equipo no pudo determinar el mecanismo que produce estos resultados pero señalan que puede tener que ver con una reacción inflamatoria en el cerebro del feto relacionado con la obesidad. Creen que la obesidad del padre puede repercutir en la expresión de los genes del espermatozoide, que influiría en el feto.