Acumulan cientos de kilómetros a sus espaldas en su tarea diaria de velar por la salud de los ciudadanos. Atienden cada día a pacientes en distintas localidades e incluso en algunos casos hacen un periplo por los domicilios de aquellos enfermos que no pueden salir de casa. Son los profesionales sanitarios itinerantes, aquellos que pasan consulta en más de un ambulatorio. Nómadas de la sanidad que, aunque no siempre, suelen trabajar en el rural, donde cambia tanto la atención como los recursos disponibles. "La atención es más tranquila y el trato más personal en zonas rurales", indica la pediatra Marta Carballal, que todos los días pasa consulta en Cerceda y Culleredo. "Aquí nos conocemos todos y los pacientes están encantados de no desplazarse a Mondariz, pero es un pequeño consultorio, más precario que un ambulatorio", añade la enfermera María Adelaida Antelo que compagina su labor en la pequeña localidad pontevedresa de Mondariz Balneario y en Mondariz.

La jornada laboral de un itinerante varía en función de cada plaza. Hay quienes dividen las horas diarias entre los centros de salud que tienen asignados. Ocurre, por ejemplo, con el pediatra que comparten los ambulatorios de Carral y Cambre. Pasa consulta en el primero hasta las 11.45 y después de se traslada hasta el centro de salud cambrés, según informa la web del Sergas. Misma dinámica que una enfermera que todos los días realiza extracciones en Carnota y se traslada hasta el consultorio de O Pindo para pasar consulta, según informan en el sindicato Satse. La otra opción es que el sanitario trabaje en un ambulatorio diferente en función del día de la semana. Es la dinámica que se sigue con el pediatra en Meicende y Vilarrodís -uno de ellos pasa consulta en la primera localidad todos los días, excepto el miércoles que acude a la segunda- o con una matrona que cubre las localidades de Calo, Tordoia y Os Tilos, un día en cada una.

Una procesión de traslados y kilómetros que para algunos de los itinerantes no supone ningún problema -"estoy encantada, tengo un trabajo precioso", sostiene Marta Carballal, algo que comparte Adelaida Antelo: "Llevo casi seis años así y estoy muy contenta"-, pero que cuestionan desde ciertos colectivos profesionales. Tanto la Asociación Galega de Pediatría de Atención Primaria (Agapap) como el sindicato de enfermería Satse apuestan por concentrar las plazas itinerantes en un solo centro de salud de referencia que esté bien equipado. "Se debe procurar dotar las plazas necesarias de enfermeros en Atención Primaria para evitar que un mismo profesional ocupe varios puestos y en el caso de no ser posible, la mejor opción es dotar a estos profesionales de un centro de referencia, centralizado, que esté bien dotado y al que se desplacen los pacientes", indica la secretaria general autonómica de Satse Galicia, Carmen García, quien resalta: "Preferimos un centro bien dotado que muchos con carencias mantenidas en el tiempo".

Una demanda que comparten los pediatras gallegos, donde uno de cada seis es itinerante (un total de 60). "Estas plazas tienen la ventaja de acercar el pediatra a la población, pero esto se hace en centros pequeños, sin enfermería formada en pediatría ni medios adecuados al 100%", sostiene Marta Carballal, secretaria de Agapap, quien tiene claro que, pese a que ella está muy satisfecha con su trabajo, "no es racional este tipo de plazas". "El pediatra duplica instrumental, se pierde tiempo en desplazamientos y a la hora de la verdad, si es necesario, el paciente acude al servicio de urgencias que le corresponde", sostiene la secretaria de Agapap, donde también apuestan por concentrar las plazas en ambulatorios de referencia. Unos y otros aseguran que ser itinerante tiene ventajas -cupos de pacientes más pequeños o un trato más cercano- e inconvenientes como el tener que convertirse en equilibristas del tiempo para evitar que cualquier problema les lleve a llegar tarde a su otro puesto de trabajo.