El filósofo francés de origen búlgaro Tzvetan Todorov, Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales en 2008, falleció ayer a los 77 años de edad en París, víctima de una enfermedad degenerativa. Todorov, residente en Francia desde los 24 años, a donde llegó huyendo del régimen comunista de su país, fue "uno de los intelectuales más fecundos, más lúcidos, más comprometidos y solidarios del siglo XX y de estos años iniciales del XXI", indicó ayer la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo. Todorov deja una obra póstuma, El triunfo del artista, que se editará en marzo.

Todorov firmó una vasta obra de notable impacto en el pensamiento de Occidente, en la que indagó acerca del poder de la empatía humana y con la que enriqueció el debate filosófico, reflexionando sobre cuestiones asociadas a la inmigración, el terrorismo o la xenofobia.

Las palabras que pronunció en el teatro Campoamor de Oviedo el 24 de octubre de 2008, cuando recogió el por entonces Premio Príncipe de Asturias mantienen su vigencia, reavivada por el problema de los refugiados en Europa y por el veto a los inmigrantes del presidente estadounidense Donald Trump. En aquel discurso seguía buceando en uno de sus temas: las relaciones de alteridad, la condición de ser otro. El discurso se titulaba El miedo a los bárbaros y partía del presupuesto de que antes de la época contemporánea, "el mundo jamás había sido escenario de una circulación tan intensa de los pueblos que lo habitan, ni de tantos encuentros entre ciudadanos de países diferentes". Decía que este siglo XXI sería el siglo de los extranjeros pues, de manera provisional o permanente, millones de personas abandonarán su país de origen. Y este es un problema, subrayaba, "que nos atañe a todos". "Porque el extranjero no sólo es el otro, nosotros mismos lo fuimos o lo seremos, ayer o mañana, al albur de un destino incierto: cada uno de nosotros es un extranjero en potencia", apuntaba. A renglón seguido aportaba un buen criterio para evaluar, por ejemplo, a políticos como Trump: "Por cómo percibimos y acogemos a los otros, a los diferentes, se puede medir nuestro grado de barbarie o de civilización. Los bárbaros son los que consideran que los otros, porque no se parecen a ellos, pertenecen a una humanidad inferior o merecen ser tratados con desprecio o condescendencia". Para Todorov "ser civilizado significa ser capaz de reconocer plenamente la humanidad de los otros, aunque tengan rostros y hábitos distintos a los nuestros; saber ponerse en su lugar y mirarnos a nosotros mismos como desde fuera".

El mensaje de Todorov cobra especial vigencia en la actualidad, con un rebrote preocupante de los populismos. En un artículo publicado hace dos años en Le Monde decía: "El enemigo se invoca en los discursos populistas demagógicos, a los que les encanta trazar ante un pueblo vengador un personaje culpable de todos los males que nos afectan. Pueden ser los inmigrantes de los países pobres o los musulmanes".

Todorov, representante de un riguroso método estructuralista, que aplicó a la literatura y a la crítica literaria, fue evolucionando hacia el análisis cultural y la historia de las ideas. Cuando en 2008 se hizo acreedor del Premio Príncipe de Asturias, el jurado indicó que representaba en ese momento "el espíritu de la unidad de Europa, del Este y del Oeste, y el compromiso con los ideales de libertad, igualdad, integración y justicia". Admiraba a Nelson Mandela y veía en él un ejemplo a seguir. "Logró vencer un enemigo de envergadura, el sistema del apartheid, sin verter una gota de sangre. Lo que hizo fue encontrar en sus enemigos una luz de humanidad y comprendió las razones de su hostilidad y acabó por convertirlos en sus amigos", sostenía el pensador.

Traducidas a más de una veintena de países, destacan entre sus obras Elogio de lo cotidiano (1998), o El jardín imperfecto. Memoria del mal, tentación del bienMemoria del mal -un excepcional análisis del siglo XX-, El nuevo desorden mundial, Los aventureros del absoluto, El espíritu de las Luces y La literatura en peligro son otras de sus obras destacadas.