Desde que en 1995 se descubriera el primer planeta extrasolar, se han confirmado más de 3.500 que orbitan una estrella distinta al Sol. Ahora, la Agencia Espacial Europea prepara Cheops, una misión con una fuerte contribución de la ciencia e ingeniería españolas que ahondará en el estudio de los exoplanetas.

Se trata de una misión 'low cost' (de unos 50 millones de euros) y es la primera de clase S (small -pequeña-) que la Agencia Espacial Europea (ESA) pone en marcha, liderada por astrónomos suizos. Cheops se ha diseñado aprovechando tecnología ya existente y será lanzada desde Guayana Francesa entre finales de 2018 o principios de 2019.

La plataforma de Cheops está basada en la de Ingenio (satélite español óptico de observación de la Tierra, aún por lanzar) y su contratista principal es Airbus Defense & Space España, que lidera un consorcio de 24 empresas de 11 países; siete son españolas (además de Airbus, GMV, Crisa, Rymsa, Iberespacio, Invertia y HV Sistemas).

Es el primer satélite de la ESA que se está construyendo mayormente en España; el instrumento, un telescopio con un fotómetro para medir la luz de las estrellas, se ha realizado en la Universidad de Ginebra y Airbus España espera recibirlo en los próximos meses para integrarlo en la plataforma, que se ha realizado en esta empresa, señala a Efe su jefe de Ingeniería, Andrés Borges.

El equipo científico de esta misión está formado por 60 investigadores, cuatro españoles del Centro de Astrobiología (CAB), en Madrid, del Instituto de Astrofísica de Canarias e Instituto de Ciencias del Espacio (Cerdanyola del Vallès, Barcelona). También participa el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), que hará seguimiento al satélite desde Torrejón de Ardoz.

Cheops tiene forma de cilindro y tamaño parecido al de un frigorífico mediano (el satélite completo, plataforma y telescopio, mide 1,5 metros de alto y 1,5 metros de diámetro); el peso es de unos 280 kilogramos. Orbitará a 800 kilómetros de la Tierra, detalla Borges, quien resume: "la participación española en este satélite, con el que se comenzó a trabajar en 2013, está entre el 50 y 60 por ciento".

En las instalaciones de Airbus en Madrid ya se han hecho ensayos ambientales del modelo estructural, se han montado todos los equipos de vuelo de la plataforma y se ha validado el software. A partir de marzo se van a realizar los ensayos con los paneles solares y las pruebas de las baterías. Los últimos serán los de navegación, misión y tolerancia al fallo, esperando finalizar en junio 2017.

El objetivo de Cheops, con una vida útil entre los 3,5 y 5 años, será estudiar la masa, el radio o el tiempo que tardan en orbitar a su estrella exoplanetas ya catalogados, no tanto buscar nuevos. Apuntará a aquellos planetas fuera del sistema solar de menores dimensiones, que orbitan estrellas brillantes y del tamaño de Neptuno.

Para ello, usará un método llamado de transición o fotometría de tránsito: Cheops monitorizará la luz óptica e infrarroja de estrellas individuales y cuando descienda la señal sabrá que ahí hay un cuerpo; que en ese momento transita por ese punto un planeta.

Según lo pronunciado que sea ese descenso en la luminosidad de la estrella, los científicos pueden calcular el radio del exoplaneta y combinando ese dato con cálculos de su masa -realizados desde observatorios de la tierra-, podrán obtener la densidad del cuerpo, su composición e incluso algunas características de su formación.

Para David Barrado, del CAB (centro del INTA y CSIC), el estudio de exoplanetas sirve para contestar a algunas de las preguntas que la humanidad se ha hecho y hace: de dónde venimos y a dónde vamos. "Ayuda a poner en contexto nuestra propia situación en el sistema solar y el universo", señala a Efe este astrofísico, quien apunta que en este caso se utilizarán también observatorios de tierra como los telescopios en Canarias o el instrumento Carmenes de Calar Alto (Almería).

Cheops, que también cuenta con una importante contribución portuguesa, será la antesala de una misión mayor de exoplanetas: Plato. Una vez finalizada su vida útil, el satélite está programado para que como máximo en los siguientes 25 años vaya perdiendo altura y termine desintegrándose en la atmósfera de la Tierra.