La Consellería de Sanidade ha decidido no renovar el contrato centralizado, valorado en más de 25 millones de euros, a la empresa que durante tres años se encargó del mantenimiento de los equipos y tecnología médica del Sergas. La decisión se produce después de los "graves incumplimientos" y "deficiencias" denunciados por el Consello de Contas en un informe demoledor, en el que alerta de "demoras considerables" en la reparación de los equipos y su "incorrecto" arreglo. Revela además que la concesionaria se negó a ocuparse de las averías de algunas máquinas, dejándolas "inoperativas". De la misma manera el órgano fiscalizador señala que no se hicieron las preceptivas revisiones y controles sobre los aparatos ni se cumplió con el compromiso de renovación tecnológica fijado en los pliegos de contratación. A esto se suma la falta de técnicos puestos a disposición por la concesionaria y que el material que se debía utilizar para sustituir temporalmente los equipos averiados "no reunía los requisitos mínimos indispensables". Todo ello, según Contas, era motivo suficiente para que la Xunta hubiese rescindido el contrato.

El Sergas, sin embargo, no lo hizo. Prefirió esperar a que venciera la concesión en noviembre de 2016 y le trasladó a Contas que no prorrogaría el contrato. Cumplido ese plazo, no se renovó la adjudicación -a excepción del área de Santiago donde por necesidades técnicas se alargó otros seis meses más- y además se renunció a sacar un concurso centralizado, al igual que lo hizo en 2013, y dejó la licitación en manos de cada una de las estructuras de gestión integrada.

En los últimos años el mantenimiento de los equipos y la tecnología sanitaria, que antes asumían empleados públicos, ha ido dejándose en manos de empresas externas y además el Sergas apostó por centralizar las contrataciones para conseguir mayores ahorros. En este escenario, en julio de 2013 Sanidade adjudicó a Iberman S.A el contrato para mantener y supervisar los equipos de electromedicina de los siete hospitales. Se incluyen máquinas de soporte vital (desfibriladores, incubadoras, monitorización o equipos de ventilación), aparatos de imagen médica (endoscopias o rayos x) y también el mobiliario clínico. Quedó al margen la alta tecnología sanitaria -TAC, resonancias magnéticas, mamógrafos, etc.-, cuyo mantenimiento fue adjudicado a otras empresas.

En su momento, Sanidade justificó la contratación de Iberman para rebajar costes y ganar eficiencia. Se preveía ahorrar 2,8 millones de euros. Sin embargo, Contas advierte "que no hay evidencia de que se alcanzasen ahorros significativos y asegura que se aprecia "un cierto empeoramiento en la prestación del servicio".

De hecho, la Xunta reconoce que mantuvo un conflicto con la empresa porque se negó a reparar ciertas máquinas al considerar que no estaban incluidas en el contrato o bien se alegaba que se habían averiado por la "negligencia" del personal sanitario o que ya habían llegado al final de su vida útil. Presionada por la Xunta asumió algunos de estos arreglos aunque pasó una factura extra a Sanidade, que se negó a abonar.

Pero además Contas critica la tardanza en arreglar los equipos médicos. Un tercio de las averías no se atendieron hasta 20 días después y un 6% se demoraron más de seis meses.

Además la empresa había ofrecido disponer de 124 equipos de sustitución para cuando se estropeara algún aparato, pero durante el primer año solo contaba con 63 y además, según Contas "inadecuados": "Dándose supuestos en los que los propios servicios destinatarios los rechazaron por no reunir los requisitos mínimos indispensables". También incumplió "sistemáticamente" el número de efectivos comprometido en el contrato. Desde la Xunta reconocen "unos inicios complicados", pero respondieron a Contas que lograron mejoras en los últimos años del contrato.