Los niveles de vitamina D se miden con un simple análisis de sangre aunque el médico debe pedir específicamente que se indique este aspecto. Pese a que el déficit de esta vitamina siempre estuvo vinculado al raquitismo de los niños, los médicos reconocen que desde hace una década aproximadamente hay un mayor control de los niveles y se ha establecido qué es lo adecuado. Unos 30 nanogramos por mililitro es el nivel aconsejable y, aunque toda la población debe estar atenta a su nivel, son los mayores de 65 años quienes deben guardar un mayor control para evitar problemas óseos o fracturas. "En el caso de las mujeres conviene hacerse un control tras la menopausia", indica el reumatólogo Jenaro Graña, del Hospital Universitario de A Coruña, quien reconoce que aunque el sol juega un papel clave a la hora de captar suficiente vitamina D, no siempre disfrutar más horas de él es garantía de que la población presente mejores niveles. Ocurre a nivel estatal, donde pese a que España es uno de los países europeos con más horas de sol, casi el 40% de la población tiene déficit de vitamina D. Y ocurre también al comparar algunas comunidades con otras. "En Canarias, por ejemplo, tienen peores niveles de vitamina D que aquí en Galicia. Puede deberse a que nuestro sol es menos tóxico, hace menos calor y por tanto hay más exposición solar. Un ejemplo ocurre con los niños. Hay zonas del país donde los niños en junio ya no están en el parque por el calor y aquí, sin embargo, no se da esa preocupación", explica. Y en aquellos países con menos horas de luz solar, como los nórdicos, la población hace años que recurre a alimentos como leche o galletas enriquecidas con esta vitamina.